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TINO DI GERALDO | Percusionista, actúa el viernes en la Pola con el saxofonista Jorge Pardo y el bajista Carles Benavent

"El jazz siempre ha sido cosa de directo, de carretera y manta"

"No está mal que te conozcan por ser músico de Paco de Lucía o de Camarón porque eso pone a la gente firme"

Tino di Geraldo. MARA VILLAMUZA

Nacido en Toulouse de padres asturianos, el percusionista Tino di Geraldo es uno de los grandes nombres de la escena musical española. Ha tocado, entre otros, con Paco de Lucía, Camarón, Luis Eduardo Aute y Jackson Browne. El próximo viernes, a las ocho de la tarde, tocará en el auditorio de la Pola con dos amigos: el saxofonista Jorge Pardo y el bajista Carles Benavent.

-Usted ha tocado pop, flamenco, jazz... De todo.

-Sí. Todo fue surgiedo. En general, uno hace lo que le va saliendo. Y yo, como siempre me gustó tocar de todo, siempre me metí en todos los berenjenales que me salían al paso.

-¿Cómo es tocar en trío con sus compañeros?

-Muy agradecido. El trío es la mejor formación, cada uno tiene su terreno delimitado y son todo ventajas. Menos gente, menos gasto, resulta más fácil moverse... Eso, por un lado, y, luego, por otra parte, yo soy el niño del trío, cuando empecé ya era fan de Carlos Benavent y a Jorge lo conocí a través de los discos de Camarón y también era fan suyo. Por eso, tocar con ellos era y sigue siendo un placer para mí.

-Han coincidido en muchas grabaciones en su carrera.

-Claro. En esto de la música uno se va encontrando.Otra cosa es que se congenie y que se hagan cosas juntos, que fue lo que pasó. Conocí a Carlos grabando el "Soy Gitano" de Camarón, y a Jorge un poquito antes con un espectáculo de flamenco.

-Ustedes han estado al lado de leyendas como Camarón y Paco de Lucía. ¿Pesa su sombra? ¿Es bueno que se les asocie siempre con ellos?

-Tampoco está mal ser músico de Paco de Lucía o de Camarón porque eso pone a la gente firme.

-¿Ha vivido el jazz la crisis como las otras músicas? Nunca ha sido una música vendedora.

-La crisis afecta a todo, pero al jazz menos porque nunca fue de masas. El jazz siempre fue una cosa del día a día, de directo, de carretera y manta. El músico de jazz vive más del directo. Es difícil vivir de los discos aunque seas una estrella internacional.

-Usted tiene una trayectoria muy larga, ¿con qué músicos se queda?

-Unos me llegaron más que otros pero más a nivel personal, de trato, que musical. En este oficio, por lo menos para mí, la música es lo último. Lo más importante es todo lo demás: el trato, el ambiente, si te pagan bien, si te respetan, si cumplen contigo... toda una serie de cosas que hacen que el día a día sea bueno. A lo mejor, la música no es la que más te gusta, pero con ese artista es con quien más te gusta trabajar. Musicalmente, estaban Paco de Lucía, Morente, Vicente Amigo, todos los flamencos con los que he tocado, y, por ejemplo, he grabado discos con los "Hombres G", que no es una música que me guste mucho, pero me lo he pasado muy bien con ellos, fue un trabajo agradable y divertido. O Jackson Browne, con quien estuve de gira varios años y es el mejor trabajo que he hecho en mi vida, más por el trato que por la música, y eso que la música también me encanta.

-En el caso de sus dos compañeros de concierto, hay amistad, además de nexo musical.

-Sí. Al cabo de los años somos como familia. Nos conocemos la familia, las mujeres, los niños, las abuelas, los padres... Son muchos años ya. Y musicalmenteme gusta porque en el trío somos los tres iguales. Todos nos consideramos parte de un proyecto, y en el repertorio hay temas de los tres.

-¿Qué repertorio elegirán para la Pola?

-Lo que hacemos siempre es llegar a un sitio y, hasta diez minutos antes de salir al escenario, no tenemos claro qué vamos a tocar. Funcionamos un poco así. En los discos de cada uno han grabado los otros y, más o menos, conocemos la obra de cada uno.

-¿Y los ensayos?

-Ensayamos muy poco. Carlos vive en Barcelona, yo en Madrid y Jorge también, pero tiene muchos proyectos; nos vemos el día que tocamos, en el escenario, en la prueba de sonido es cuando ensayamos un poquito. Nos conocemos ya de muchos años y nos lo podemos permitir.

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