No hace ni quince días que comenzaron las actividades deportivas programadas en el nuevo polideportivo de Pola de Siero, que costó 2,42 millones de euros (más 498.000 de la urbanización exterior y 300.000 de los equipamientos), y ya han surgido las primeras quejas de los usuarios. Incluso, los grupos de gimnasia de mantenimiento, baloncesto, yoga y, en breve pilates, las han tramitado por el cauce oficial: presentando los escritos de protesta en el registro municipal.
"No se puede hacer deporte por el ruido", aseguran. Explican que el problema reside en que las salas polivalentes y la cancha central tienen techos muy altos y sin cerrar, por lo que "el sonido sube y rebota", haciendo que sea insoportable. "Es como si estuvieras en una discoteca, no escuchas ni al monitor", afirman, por mucho que éste se esfuerce en hablar alto.
Por ejemplo, el grupo de gimnasia de mantenimiento se queja de que escuchan demasiado la música de aerobic y los miércoles, suman los botes en el suelo del balón de quienes practican baloncesto, pues comparten cancha con ellos. Unos y otros están a disgusto. Los alumnos de yoga o pilates no están mucho mejor porque es evidente que la música de aerobic tampoco es la más adecuada para sus disciplinas. "Salimos todos con dolor de cabeza", insisten sobre la pésima insonorización del nuevo equipamiento deportivo.
Por lo que tienen claro que a pesar de ser unas flamantes instalaciones, en las que todos habían puesto muchas expectativas, estaban "mejor en el viejo polideportivo porque no compartíamos cancha ni escuchabas la música tan altísima", resaltan quienes acuden a gimnasia de mantenimiento. Insisten: "no se puede hacer deporte por el ruido". Es más, relatan que hace unos días fue necesario apagar la música para poder realizar una entrega de premios porque si no, era imposible entenderse. "Es que no escuchas ni al monitor", hacen hincapié.
Así que los usuarios del nuevo polideportivo ya han trasladado sus quejas a los responsables municipales para que tomen medidas para solucionar el gran problema del ruido, con el que se han topado de frente nada más estrenar estas instalaciones, que prometían ser un gran revulsivo deportivo para el concejo de Siero.
