El socialista Gerardo Fabián es alcalde de Cabranes desde que, en julio de 2014, tomo posesión del cargo por la defunción del regidor de entonces, Benjamín Prida, cargo que renovó en 2105 con la victoria de su partido en las elecciones por mayoría absoluta. Pese a su corta experiencia, ya ha tenido que lidiar con una grave crisis de gobierno y ahora trata de ayudar a la consolidación de la Mancomunidad Comarca de la Sidra, un tipo de entes que tiende a la desaparición.
-¿Que destacaría del principio de su mandato?
-Que reestructuramos la organización municipal y ahora tenemos una herramienta para aplicar el resto del mandato. Conseguimos cumplir mucho programa, tuvimos una inversión de medio millón de euros del Principado en esta anualidad y, a partir de ahí, nuestro presupuesto llegará a donde llegue, porque nuestro municipio es extenso, poco poblado y con pocos recursos. Pero creo que vamos bien.
-Pero este año ha tenido una crisis grave, que concluyó con la dimisión de cuatro concejales.
-Como alcalde sin experiencia anterior (apenas fueron unos meses), llevaba una lista de gente joven con formación, priorizando ese concepto, pero me faltaba el detalle de que no eran gente conocida suficientemente por mí. Pensaba que había hecho las cosas bien, pero no. Hay que tener gente de confianza y tener equipo. Eso nos sirvió para coger experiencia y aprender el funcionamiento interno del Ayuntamiento.
-Antes de irse, los ediles le hicieron acusaciones graves.
-Sí, sobre todo una: que era machista, algo que se cae por su propio peso. Cualquiera que me conozca y vea la conciliación laboral con la turnicidad de mi mujer, los tres críos, llevarlos al colegio, etcétera. Que me llamen otra cosa.
-¿Cuál cree, entonces, que fue la razón del enfrentamiento?
-La gestión no fue bien. En un Ayuntamiento pequeño la competencia y la ejecución es del alcalde, no tiene competencias delegadas. Es una gestión que no va más allá. Eso el equipo que había nunca lo entendió, quiso hacer más de lo que correspondía y la cosa acabó saliendo así.
-Su dimisión fue excepcional, porque dejaron el acta.
-Sí. El día del pleno de dimisiones les dije que les honraba haber dejado el acta de concejal y dejar paso a la gente que ahora está demostrando que colabora y es un equipo.
-El equipo de gobierno está estable, pero el PSOE no es precisamente una balsa de aceite.
-En el grupo municipal hay estabilidad, y en el PSOE hay las divisiones que hay, pero lo fundamental es que las discrepancias políticas no afecten al funcionamiento del Ayuntamiento. Es algo ajeno que los vecinos no tienen por qué sufrir.
-Cabranes tiene una gran proyección por sus fiestas y pueblos. ¿Cree que el hecho de estar en la Comarca de la Sidra ha ayudado?
-Sí. Nosotros tenemos los recursos: el arroz con leche, la boroña de forno, una fiesta de interés turístico, uno de los pueblos más bonitos de España que es Torazu, "Pueblo ejemplar"... pero todo eso hay que ponerlo en valor, por sí solo no funciona. Nosotros estaríamos limitados con los recursos que tenemos, utilizamos los recursos de la comarca. La comarca se creó con un fin, que es compartir recursos, y está demostrado que funciona. Servicios como "Rompiendo distancias", la ayuda a domicilio, el turismo y las agencias de desarrollo, todos ellos si no fuesen prestados a través de la comarca no tendrían tanta repercusión ni serían tan útiles con el mismo presupuesto. La comarca es fundamental, más para los municipios pequeños que para los grandes.
-Como patrono de la Fundación de la Sidra, ¿qué opina de la crisis del Museo de la Sidra?
-Hubo un paso atrás en el anterior mandato. A finales de mandato se hicieron arreglos contables y se empezó a poner un poco al día. Descubrimos los errores de gestión y se están dando pasos para solucionarlo. El primero, hacer una gestión indirecta del servicio, porque los patronos no cumplen con esa labor de gestión, y el segundo, hacerlo rentable. Los museos no tienen por qué ser deficitarios.
