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Juan Roces, pasión por las formas

La fascinación por los oficios creativos, la herencia familiar del sector de la construcción y el gusto por el dibujo condujeron al sierense a la arquitectura

Juan Roces, en su estudio de arquitectura de la Pola. MANUEL NOVAL MORO

Al arquitecto Juan Roces siempre le han gustado los oficios. Desde niño le entusiasmaban el trabajo de un zapatero haciendo zapatos, el de un carpintero dando forma a la madera en su taller o de un albañil levantando paredes. Le gustaba ver cómo se hacían cosas casi de la nada. Hijo de constructor, ha estado familiarizado desde siempre con las hormigoneras, con el cemento, y le gustaba mucho el dibujo.

Con estos mimbres parece dificil que quisiera dedicarse a otra profesión que no fuese la de arquitecto. Hoy tiene un estudio en Pola de Siero, diseñado por él mismo, entre las calles Alcalde Parrondo y Florencio Rodríguez, y sigue afirmando que "construir es precioso".

Aunque ahora se está abriendo al mundo digital, lo suyo son el dibujo y las maquetas. Tanto en su despacho como en cualquier otra estancia del estudio hay siempre alguna maqueta de un edificio que ha proyectado y construido. La maqueta, a su juicio, es una herramienta extraordinaria porque tiene mucho que ver con lo que considera el eje primordial del trabajo del arquitecto: el cliente. "Es importantísimo tener una buena relación con la persona para la que trabajas; cuando haces una casa, sabes que esa personas va a vivir en ella toda la vida y quieres que esté a gusto". Y la maqueta da una idea muy fiel, aunque a escala, del proyecto final, y ayuda a que los clientes sepan hacia dónde va el proyecto una vez que empieza la labor constructiva.

Roces es admirador, entre otros, de arquitectos como Glen Murcutt, Alejandro Aravena y Álvaro Siza. Todos ellos tienen en común una profunda preocupación por el entorno, por crear el espacio adecuado a cada escala, por generar espacios que se adecúen de la forma más precisa a lo que se les pide en cada proyecto. Muchas veces prefiere estudiar una vivienda que han construido esos arquitectos a muchas de las obras llamativas que se levantan actualmente en las ciudades.

Para el arquitecto poleso, una de las claves es el dominio de la escala y la proporción: "en unos casos, abrumar a la gente que entra en una catedral; en otros, conseguir que una persona esté en una casa acogedora. Ese dominio, junto con el de la luz, son las claves de la arquitectura".

Esta concepción de la arquitectura hace que disfrute igualmente del proyecto de remodelación de una vivienda de 60 metros cuadrados que de la construcción de un bloque de edificios o una nave industrial, o de un proyecto urbanístico. De todos ellos aprende. Como corresponde a un oficio que requiere dedicación, "aprendes arquitectura haciendo arquitectura". Todos sus proyectos le gustan porque de todos ellos ha sacado algo. "Se aprende mucho de los errores; y todas las obras las terminas pensando que podrías haberlo hecho un poco mejor, y aprendes para la siguiente vez", sostiene.

Y en todos los casos, tiene claro que, aunque hay una parte creativa imprescindible, también hay otros muchos aspectos que conjugar para que todo salga como está previsto: el cálculo de estructuras, el estudio de la ubicación y la luz, y también las numerosas normas y códigos que hay que seguir. Juan Roces se muestra bastante optimista con la situación económica, que está entrando, dice, en una fase de recuperación que espera que siga yendo hacia arriba. Y le gusta la deriva del sector hacia la eficiencia energética y la sostenibilidad, que redunda en su calidad.

En su estudio trabajan cuatro personas, y para sus proyectos contrata mucha colaboración externa. Pero Juan Roces no sólo trabaja en su estudio. Ha habilitado un espacio en su casa de Santa Marina donde se dedica al cien por ciento a su oficio. Sólo a eso. Creación y estudio del trabajo de otros. No lleva trabajo a casa. Allí solo entra la pasión.

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