Primero, sobre el verde del campo, y, después, en torno a una mesa. Así celebraron los abonados del club de golf de La Fresneda la última jornada de las instalaciones sierenses, que hoy ya estarán cerradas tras 21 años de actividad. "Es una pena, no vamos a encontrar otro sitio igual", lamentaban los abonados de la entidad, muchos de ellos tratando de contener las lágrimas de emoción.

"Es un día muy duro. El cierre es una gran pena para mí", decía Alejandro García, que lleva toda su vida ligado a este campo de golf: primero como alumno y, últimamente, como maestro. "Se lo debo todo. Formé parte de la primera promoción de alumnos de la escuela de golf de La Fresneda, yo hoy he dado la última clase", comentaba.

Antes de abandonar las instalaciones, García jugueteaba con su hija lanzando una pelota de golf en el green. "Pensar que no voy a poder enseñar a jugar golf a mis hijos aquí me mata", afirmaba, al tiempo que agradecía a Los Álamos y a Coral Golf "que hayan permitido a la gente disfrutar de unas instalaciones como éstas a precios populares. Han permitido que gente como yo pueda practicar un deporte que históricamente ha estado ligado a las clases acomodadas".

El sentimiento de agradecimiento a Los Álamos era ayer extensible a todos los abonados; aún así, "eso no mitiga la pena. Nos sigue dando mucha lástima que cierren porque contamos con buenas instalaciones y un gran ambiente. Somos una gran familia", conceden todos. Precisamente por eso, tienen la idea de mantener el club. Para hacerlo con un campo tendrán que mudarse. De momento, no saben a dónde, pero sí tienen claro que, acaben donde acaben, siempre estarán unidos.