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ANTONIO BLANCO | Director de la Fundación Alimerka y profesor universitario, pregona el Carmín

"La plaza de Les Campes donde yo me crié era gremial, un micromundo"

"Estoy ilusionado y dedicando tiempo a escribir el pregón; es un orgullo, lo tenía asociado a gente mayor que vive más alejada de la Pola"

Antonio Blanco. LNE

Antonio Blanco (Pola de Siero, 1970) sí es profeta en su tierra. El jueves, día 13, tendrá el honor de ser el pregonero de las fiestas de Nuestra Señora del Carmen y Carmín, que se prolongarán hasta el 18 de julio. Este poleso de Les Campes es el director de la Fundación Alimerka y profesor de Sociología de la Universidad de Oviedo. Es doctor en Psicología y licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca. Antonio Blanco es el mayor de dos hermanos, está casado y tiene dos hijas.

- ¿Qué significa para un poleso de la plaza de Les Campes ser el pregonero del Carmín?

-Tener la oportunidad de pararse a pensar unas cuantas horas lo que significa esta identidad. Uno va caminando por distintos sitios, pero, al menos yo, no me había parado a reflexionar hasta qué punto había influido en mi identidad personal el hecho de haber vivido en una plaza como la de Les Campes, cuando era una plaza de comercios.

- Nada que ver con la plaza de Les Campes de ahora, donde reinan las sidrerías y locales de hostelería, ¿verdad?

-Entonces era una plaza gremial y eso que no ha pasado tanto tiempo... Estaba llena de comercios y estaban presentes muchos sectores. Había una botera (donde fabricaban botas de vino), madreñeros, una mueblería, dos tiendas de ultramarinos, una carnicería, un hostal, un estanco, la barbería de mi tío (Jano El Peluquero) y la tienda de electrodomésticos Blanco, de mis padres. Estaban también el bar Les Campes y el Pumarín.

- ¿Cómo fue su infancia aquí?

-Todos jugábamos aquí, éramos los hijos de los que tenían los negocios. Estábamos en la calle, pero entrábamos a por la merienda, para ir al baño... Fue una plaza gremial, de oficios, hasta los años 90.

- ¿Cómo le influyó en su vida el criarse aquí?

-Vivía en una sociedad muy plural en la que convivían distintos estratos sociales con la más absoluta normalidad y en equilibrio. Era un micromundo donde estaba reflejado el mundo entero. Eso me hizo moverme así, porque yo viví así. Y poco metros más allá estaba el Café Rasán, en un entorno más sofisticado. Estaban a unos metros uno de otro y se fluía con la más absoluta normalidad.

- ¿Cómo se siente pensando que dentro de poco más de una semana pronunciará el pregón de una de las fiestas más polesas, El Carmín?

-Estoy ilusionado y dedicando tiempo a escribirlo. Tengo un borrador denso, de más de una hora, pero ahora me toca buscar y quedarme con la esencia, con lo más importante. Estoy en la fase de cómo quito más de la mitad de lo que tengo escrito...

- ¿Qué fue lo primero que pensó cuando Jenaro Soto, presidente de la Sociedad de Festejos de la Pola, le llamó para ofrecerle el encargo de pronunciar el pregón?

-Le dije que tenía que pensarlo porque no lo tenía claro. No creía que fuera la persona más adecuada.

- ¿Por qué?

-Primero, porque siempre había vinculado el pregón a gente mayor y segundo, a personas que viven más alejadas de la Pola. Y yo vivo en Oviedo, a unos quince minutos.

- ¿Cómo le convencieron para aceptar la propuesta?

-Me dijeron que querían darle un giro. Así que es un orgullo que hayan pensado en mí.

- Reside en Oviedo, pero sigue muy vinculado a la Pola. Viene a menudo, ¿verdad?

-Rara es la semana que no paso por aquí a ver a mis padres y amigos.

- ¿Qué es lo que más le gusta hacer en la Pola?

-Lo que más me gusta es el reencuentro con los amigos, pues casi todos están fuera -desde Qatar hasta el Ferrol (Coruña)-, ir a tomar algo y ponernos al día. Lo hacemos cada poco.

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