La base de hormigón construida en 2015 para "calzar" el potro de Ables amaneció el lunes con una silla colocada en su centro. "Debe ser el sitio para pensar o negociar sobre qué hacer con el potro", bromeaban los vecinos, que ya se toman a guasa la colocación del bien etnográfico. Una situación que trae de cabeza a parroquianos y políticos desde hace dos años, y que, de momento, no tiene visos de solucionarse. Pese a que hay tiempo para las bromas y el cachondeo, los residentes también se ponen serios con el tema, y urgen al Ayuntamiento "soluciones" y "respuestas" para este "culebrón" que ya dura más de dos años.
"Lo único que pedimos son explicaciones. Que alguien en el Ayuntamiento dé la cara y explique qué es lo que pasa". Tras unos minutos de bromas a costa de la silla, Ramón Villanueva, vecino de Ables, se pone serio. Fue uno de los parroquianos que en 2015 inició la recogida de firmas para frenar la instalación del potro y la báscula -que previamente habían sido retirados para su rehabilitación- y uno de los muchos que quiere saber cuál será el futuro de este bien, adquirido hace décadas por los propios vecinos.
"Hace unos meses se llegó a un acuerdo con un vecino para que permitiese aproximar el potro a su finca, comprometiéndose el Ayuntamiento a que esto no le ocasionase ningún problema en el futuro si, por ejemplo, quería construir. Se alcanzó el acuerdo y se hicieron las gestiones para firmarlo ante notario. Finalmente el acuerdo no se llegó a certificar y aquí seguimos como siempre, sin que nadie nos dé ninguna explicación", lamenta Villanueva, al tiempo que un coche frena mientras la conductora se queda mirando para la silla. "Quizás con esto alguno se ponga a pensar o negociar qué hacer con el potro".
