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Google ayuda a llenar Valdediós

"Monjas alegres que rían" buscó por internet una joven con vocación que ahora es postulante en el monasterio maliayés

Las hermanas Verónica, Marta y Catalina, que realizaron la profesión temporal en septiembre en Valdediós. REPRODUCCIÓN DE P. M.

"Monjas alegres que rían". Esto fue lo que tecleó en Google una de las últimas postulantes que llegó a las Carmelitas Samaritanas del Corazón de Jesús, la comunidad residente en el monasterio maliayés de Valdediós. "Introdujo estos términos y salimos en un vídeo, no sé cómo", explica la Madre Superiora, Olga María del Redentor, quien normaliza esta forma de contacto.

"Internet ya es parte de la vida de las personas. Igual que entras para buscar un abrelatas lo haces para cualquier otro asunto". La Priora apunta que no se trata de que la vocación llegue a través de la red, sino que puede servir de canal para "una primera forma de contacto". La comunidad, con sede también en Viana de Cega (Valladolid) es de hecho muy activa en Internet (tienen redes sociales, páginas web y blog), una plataforma que utilizan para "anunciar el evangelio".

La comunidad religiosa destaca por su actividad online y también por tener una buena proporción de nuevas vocaciones, algo no muy frecuente. En total son 33 las integrantes de las Carmelitas Descalzas del Corazón de Jesús. Comienzan su camino por el postulantado, que dura un año y es "el inicio. Están experimentando esta vida. Es algo intenso y sirve para ver si es lo que creías que era", describe Olga María del Redentor. Hay dos postulantes, a quienes se puede diferenciar porque son las únicas que llevan el pelo descubierto. Quienes van de blanco son las que están realizando el noviciado, una etapa que dura dos años y en la comunidad hay ocho, la mayoría en Valladolid. "Es el tiempo en que aprendes todo lo necesario para ser una monja en el orden espiritual, intelectual y material", describe la Priora.

El siguiente paso, que el 30 de septiembre dieron en Valdediós las hermanas Verónica, Marta y Catalina, es la profesión temporal, una etapa que dura entre tres y nueve años y que ya se cubren el pelo con velo negro y portan el crucifijo. El último es la profesión perpetua un momento en que se colocan, además, la alianza.

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