"No me consta ninguna intervención de rehabilitación, pero tampoco ninguna actuación concreta que no fuera la del paso de los años". Es parte de la declaración del arquitecto Alejandro Alcázar Palacio, ayer, en la quinta jornada del juicio contra Manuel Ángel Tresguerres Riestra y los hermanos Ángel y José Antonio Díez Carbajosa -propietarios de Gestión Nora, empresa dueña del edificio de la antigua fábrica cervecera "Águila Negra", en Colloto (Siero)-, acusados de un delito contra el patrimonio histórico. Alcázar realizó varios proyectos y trabajos sobre el emblemático inmueble para Gestión Nora.

La Fiscalía Superior de Asturias, tras la denuncia presentada por el Ayuntamiento de Siero, pide para cada uno de los acusados un año y ocho meses de prisión, así como que, en concepto de responsabilidad civil, asuman conjunta y solidariamente (subsidiariamente, la mercantil Gestión Nora) el coste de las obras necesarias para lograr el adecuado mantenimiento del edificio, en los términos que determine el Servicio de Patrimonio Cultural de la Administración Asturiana. El Ministerio Fiscal sostiene que los empresarios incumplieron su deber de conservación de este edificio catalogado, con gran valor dentro del patrimonio histórico e industrial de la región.

Alejandro Alcázar insistió en que no hubo "ninguna intervención que no sea recuperable", respondiendo así a las insistentes preguntas de la defensa para demostrar que desde que la empresa compró el edificio hasta la fecha no se produjo un deterioro destacable, como aseguran técnicos municipales y del Principado.

Aunque en la primera sesión del juicio los acusados recalcaron que habían adquirido el inmueble ya en ruina, el arquitecto fue reacio a utilizar este término en el sentido administrativo, aunque fue declarado en ruina económica por el Consistorio de Siero en 2010. Pero Alcázar aseguró el "estado calamitoso, deteriorado, abandonado y devastado" de las instalaciones del "Águila Negra". Explicó que fueron "totalmente devastadas por equipos de fuerza" al haber sido "objeto del vandalismo". Se encontraron excavaciones para sacar elementos del interior como alambiques, tabiques demolidos, o carpinterías y lavabos arrancados.

Alcázar insistió en sus respuestas a las preguntas realizadas por el fiscal: "no tiene nada que ver con la ruina el que estuviese devastados". Agregó que los "elementos históricos de valor y los tipológicamente más importantes se han mantenido". El arquitecto manifestó que en todo momento hubo una "propuesta de intervención en el edificio" porque "no era objeto de discusión. Había que mantenerlo sí o sí". "Se han deteriorado muchas cosas, pero son perfectamente recuperables", remarcó.

Sus hijos, Alejandro y Pablo Alcázar Coto, también arquitectos, han desarrollado el proyecto de rehabilitación, que está a la espera de la licencia municipal para comenzar las obras y cuya inversión supera los dos millones de euros.

Hoy concluye la vista oral en el Jugado de lo Penal número 1 de Oviedo con la declaración del también arquitecto Raúl García, prevista para las 9.30 horas.