Las historias, en muchos casos truculentas, narradas por su niñera, influenciaron la desbordante imaginación de la escritora Cristina Fernández Cubas (Arenys de Mar, Barcelona, 1945), quien participó en el VIII Encuentro de Clubes de Lectura en Quirós. En el mismo reivindicó como género importante y propio el relato: "Me ha fascinado siempre por la concisión, por la economía del lenguaje. Es tiránico pero me gusta". Con "La habitación de Nona" obtuvo el Premio de la Critica (2015), y también ganó el Nacional de Narrativa (2016).

- ¿El cuento prendió en usted de pequeña?

-Mis abuelos se habían muerto, pero tuve una abuela postiza, la niñera Doña Antonia García Pallés, "Toto", que nos contaba a mis hermanas y a mí historias trágicas, truculentas que sucedían, según ella, cerca de donde vivíamos. Su frase más repetida cuando le hacíamos alguna pregunta era "así me lo contaron, así os lo cuento". La oralidad es un arte poco apreciado. Esos relatos me provocaban el placer por lo desconocido que siempre me ha acompañado.

- ¿Qué debe tener un buen relato?

-En primer lugar que esté bien escrito. Economía de todo, de personajes, de frases? Debe ir más allá del punto final. Te ha gustado o no, pero te deja algo. Es un gran desafío concentrar todo en un cuento, es un reto. El cuento no es como se decía antes un camino hacia la novela. Es un género propio.

- ¿Qué importancia tiene el lenguaje en sus obras?

-Es muy importante. Cada situación tiene su palabra, pero odio el lenguaje rebuscado. El relato te obliga a ser concreto, a economizar en todo. El tono también es muy importante, es un fantasma que se nota cuando no está. Se nota en los personajes, en las frases? Además, el cuento es muy tirano, expulsa los errores. No me obsesiono, los escritos deben reposar un poco. Hay escritores americanos que no dan importancia al lenguaje, por eso son muy fáciles de traducir.

- Los escenarios de sus cuentos son lugares habituales. ¿La realidad es importante?

-Le doy mucha importancia a la cotidianidad. Mis cuentos suceden en ambientes cotidianos. La realidad no es plana, se quiebra y nunca volverá a ser igual. Puertas, armarios, relojes aportan algo extraño, inquietan, suceden cosas.

- ¿Hay temas que no aparecen en sus relatos?

-Hay ciertos temas con los cuales tengo miedo a ofender, molestar a alguien cercano. Operan como una censura y no podría. En varias ocasiones me han propuesto escribir relatos eróticos o románticos, pero no me apetece. Cada autor tiene que buscar su espacio y su territorio.

- ¿Cómo debe ser el lector de cuentos o relatos?

-Debe ser un lector activo. Yo hago una propuesta de viaje, a veces no sabes a dónde vas. En el camino creativo suceden muchas cosas y quiero que el lector me acompañe en ese viaje.

- ¿Qué escritores españoles de la actualidad destacaría y le gustan?

-Ignacio Martínez de Pisón y el asturiano Ricardo M. Salmón, le conocí en Puerto Rico. Hay cuentistas buenísimas como Mercedes Abad o Patricia Esteban, cuya obra "Las madres negras" me pareció lo más original que leí últimamente. O mí querido Enrique Vila Matas. El cuento en España vive un gran momento.

- Se habla de la escasa relación de los jóvenes con la lectura...

-Es muy difícil conectar con los lectores jóvenes. Pero tengo una buenísima experiencia, pues me otorgaron el Premio Mandarache, en Cartagena, a "La habitación de Nona". El jurado son cinco mil jóvenes. Me pareció muy emocionante y tuve muy buena sintonía con los jóvenes. Fue muy enriquecedor y me hizo mucha ilusión.