¿Se están aprovechando las posibilidades turísticas de las Cuencas? Parece obvio que no. Las estadísticas oficiales dicen que en el conjunto de Asturias, en materia de turismo, las Cuencas representan un pequeñísimo porcentaje. Pero es que -y lamento ponerme tan pesado sobre esto- aquí no sabemos, o no queremos, sacarle provecho a nada.

Resulta evidente que el enfoque que deberíamos dar a nuestra oferta turística es el que mejor resalte el gran patrimonio que aún no hemos sido capaces de explotar: la belleza natural. Porque no estamos en condiciones de atraer mucho turismo con nuestra casi inexistente herencia arquitectónica, de pueblos y ciudades que hayan conservado lo mejor de su historia. Tampoco es que ofertemos cultura a raudales, ni tenemos enclaves especiales que se venden solos, como Covadonga. Además, gran parte del territorio muestra claramente las heridas de la crisis industrial y minera. Luego, siendo realistas, habríamos de centrarnos en un turismo rural de calidad, siempre minoritario y que forzosamente ha de ser respetuoso con el entorno natural. Imposible combinación la del turismo masivo con la protección del medio ambiente.

Porque no creo que nadie espere que nuestras Cuencas se vayan a llenar de visitantes. No tenemos playa, ni cascos históricos en nuestras ciudades -nos los llevamos por delante para construir bloques- y el clima es como es -y como debe ser-. En resumen, los que vengan serán pocos. Pero creo que el objetivo es que esos pocos turistas disfruten de una calidad excelente, pagando por ella un precio razonable. Me parece que todo consiste en crear las condiciones para que nuestra oferta resulte atractiva, comenzando por el cuidado del entorno. No podemos pretender vender turismo de naturaleza cuando por todos lados estamos llenos de vertederos ilegales, cerramientos de fincas levantados con somieres y uralitas.

La suciedad y el abandono son incompatibles con el turismo. De nada sirve que un emprendedor invierta un pastón en un hotelito rural precioso si, a la vuelta del paseo, al cliente se le han quedado grabadas las imágenes de los tambores de lavadora adornando el río o las bolsas de plástico engalanando la vegetación ribereña. Para atraer turismo hemos de empezar por el principio: darle un buen lavado a estas Cuencas. Porque, si quisiéramos, nuestros montes podrían parecerse a los de las regiones alpinas o pirenaicas. Pero si pasan por allí, se darán cuenta de que la gran diferencia está en el cuidado, la limpieza, el detalle. Simplemente, dense un garbeo por Cantabria y verán la diferencia. Esto es como vender un coche: mejor enseñarlo limpito, recién pintado y con las ruedas nuevas. Si no nos ponemos guapos, nadie se fijará en nosotros.