Mieres del Camino,

H. N. / M. Á. G.

Un tipo no debe ser muy culpable cuando el mismo juez que lo condena solicita su indulto. El Consejo de Ministros debió llegar a la misma conclusión hace poco menos de un año, cuando dio carpetazo al asunto de la lotería familiar del Caudal Deportivo y dejó libre de toda responsabilidad a su presidente. Ángel Fueyo dice ahora que lo deja y nadie puede reprochárselo. Se va un caballero del fútbol, de aquellos que recorrían el Medievo librando batallas altruistas. En los cuatro años que duró el proceso judicial, en el que el fiscal llegó a solicitar penas de cárcel, Fueyo se dejó muchas horas de sueño y muchos momentos de tensión por el «delito» de buscar dinero para financiar un club de Tercera División. Ahora podrá dedicar más tiempo a su familia y a la pesca, una de sus grandes pasiones.

Ángel Fueyo llegó al fútbol para echar una mano. Su hijo jugaba en el Caudal Deportivo y Fueyo empezó a colaborar con el club. Primero se hizo directivo y más tarde llegó al cargo de presidente, cargo que ha ocupado los últimos ocho años. Antes también había estado en la directiva del Racing de Mieres de fútbol sala. Quienes le conocen dicen que es un «currante» del fútbol que sale a las tres de trabajar y a las cuatro y media ya está en el campo. También tiene fama de ser muy respetuoso con la labor de sus entrenadores, que acostumbran a cumplir los contratos. Además, Fueyo y el club que dirige se han hecho acreedores de una máxima que circula por los corrillos de la Tercera División y que cada temporada facilita la llegada de jugadores: «El Caudal siempre paga».

En las distancias cortas, el presidente del equipo blaquinegro destila sensatez y mesura. Su profesión -trabaja como ATS en el servicio de urgencias del Hospital de Murias- ha contribuido a moldear una templanza que no debe interpretarse como falta de carácter. Fueyo reacciona sin titubeos cuando los intereses del Caudal se ven amenazados y se pone el primero de la fila a la hora de asumir responsabilidades.

Lo hizo en el juicio de la lotería familiar cuando las cosas pintaban más negras y el fiscal pidió penas de un año de cárcel y más de un millón y medio de euros para cada uno de los cuatro directivos que fueron imputados por un presunto delito de contrabando. Fueyo asumió entonces toda la responsabilidad, con lo que el proceso -el único de todos los emprendidos contra clubes de fútbol que se resolvió por la vía penal- recayó sobre su persona. A pesar de la tensión vivida, el Caudal logró armar en los últimos años buenos equipos que conquistaron una copa Federación y consiguieron jugar la liguilla de ascenso a Segunda B. El lado positivo fue la solidaridad del fútbol asturiano, instituciones públicas, partidos políticos y asociaciones vecinales, que pidieron unánimemente el indulto.

Si no hay marcha atrás, Fueyo se alejará del balón en mayo y la única lotería será saber el tiempo que tarda en caer la próxima chopa en la caña.