Querido amigo:

Me haces saber, en tu carta de respuesta a la mía, las discrepancias que mantienes con respecto a mi posición al actual sistema de cosas que ocurren en Cuba. Te decía, en la carta motivo de tu respuesta, que me había impactado un artículo de Juan Ramón Capella titulado «Carta abierta a los compañeros del PCE a propósito del gobierno cubano» y que yo suscribo en su integridad. En él, el profesor Capella, que como sabes es comunista, y por tanto nada sospechoso de estar con los de la «conspiración» contra el régimen cubano, cuestiona la postura del gobierno de Raúl Castro en los recientes acontecimientos y no tan recientes; de igual manera llama a la reflexión al PCE por haber convocado el dieciocho de marzo una concentración de apoyo al gobierno de Cuba.

Dejando al margen la supuesta conspiración contra Cuba (últimamente ésta deambula por muchos lares: la iglesia católica con el tema de la pederastia y el PP con los casos de corrupción) te decía en mi carta que la Revolución Cubana tuvo una innegable incidencia en la teoría y práctica de la izquierda allá por los sesenta y setenta del siglo XX; que el gobierno cubano dio y da muestras de solidaridad internacional en muchos lugares del planeta, las últimas en Haití, siendo lo médicos cubanos los primeros en llegar y sin embargo ninguneados por la prensa; que es rigurosamente cierto que los hostiles y bastardos condicionamientos externos propiciados por los EEUU hacia el pueblo de Cuba forzaron y fuerzan que él se vea inmerso en una autodefensa que relentiza la renovación de aspectos de la Revolución de 1959; que es encomiable la gratuidad sanitaria para todo el pueblo, así como la universalidad de la educación pública, aunque con una precisión sobre esta última: ¿ no piensas, que resulta un tanto monocolor y que los textos están un tanto supeditados al «partido»? No sé, es sólo una apreciación. Todo lo dicho es cierto.

Todo eso es verdad, apreciarás, querido amigo, que subrayo la certeza y veracidad de lo comentando. No obstante, al igual que Juan Ramón Capella, me pregunto, ¿el fin justifica algunos medios que se están utilizando? Entiendo, que esos logros y otros que se me olvidan, no deben de restar importancia a actitudes, que en mi opinión son de todo punto criticables. ¿Piensas que el socialismo como alternativa igualitaria y democrática hacia una sociedad más habitable y justa puede admitir el culto a la personalidad? No dudarás, que el mismo es la columna vertebral del castrismo, y que ese culto no es socialismo (así lo entiendo) y menos comunismo.

Querido amigo, me acuerdo cuando militabas en el PCE y visitabas la Rumanía de Ceausescu o la Yugoslavia de Tito, venías entusiasmado, veías socialismo hasta en la sopa. Una vez que la madre Rusia y sus naciones hijas pasaron a otro estado social, me comentaste que se venía venir, que aquello no era socialismo, pero que hubo que esconder información para que los enemigos imperialistas y capitalistas no tomasen la iniciativa, ¿hacemos lo mismo con Cuba?, ¿escondemos los errores?, ¿qué diremos si el futuro resulta como en la antigua URSS?

Me dices que en Cuba la cosa es distinta. Es la demostración de que es posible una alternativa al capitalismo, y como tal el capitalismo global la quiere destruir. Cuba es para ti el proceso racional del camino socialista. Si esto es así, qué hacemos en este país capitalista, podríamos ayudar y contribuir en la misma isla al desarrollo de la «revolución socialista», ¿qué piensas? Me temo, que nos movemos en la solidaridad «de mando a distancia», la de los problemas resueltos. O en aquella que alguien llama de «los mil kilómetros», es decir a mayor distancia más solidario, pero a medida que se acorta el espacio «la soli» se reduce. Claro, nos compromete más.

Tal vez esté equivocado. Es un riesgo que cuando se opina hay que afrontar. Nos reinventamos todos los días, cosa distinta de claudicar o atrincherarse, para variar de rumbo o para buscar caminos nuevos, aunque siempre con piedras en el trayecto. Yo, amigo, es lo que intento, apartar las piedras y buscar, eso, un camino. Huir de la indiferencia.

Se me olvidaba. No seré yo quien «exija» al Gobierno cubano cambios de actitud o de respeto a los derechos humanos. Eso se lo dejo al pueblo soberano de Cuba. Como dice el profesor citado más arriba «para que pase lo que pase no pierda sus conquistas sociales (como las perdieron los rusos, por ejemplo). Combatamos el boicot norteamericano y su bloqueo? Nadie es comunista si no es capaz de ver y pensar por su propia cuenta».

Un saludo y abrazo fraternal.