Poco le queda por ganar en el mundo de la tonada. Con sus 23 años se ha labrado un nombre en este género musical, uno de esos grandes escritos en letras grandes y luminosas. Y a pesar de tener su adolescencia y su infancia «a tiro de piedra», al langreano Fernando Valle Roso le cuesta elegir uno de los mejores veranos en las Cuencas, los cuales ha cambiado por los meses de más duro trabajo.

«Los mejores recuerdos que tengo son de cuando de pequeño iba con toda la familia, padres, abuelos, tíos, tías, primos..., a la Chalana, a Laviana. Cogíamos las tortillas y los pinchos y nos íbamos al río», recordó el cantante. No sin esfuerzo, hace memoria. Puede que el paso de los años sea el encargado de dulcificar los recuerdos y por eso, a este joven le sea tan difícil evocar trastadas y anécdotas. Él, por el contrario, se escuda declarando que «era un niño muy tranquilo. No hacía ni trastadas ni maldades».

Otra parte de las vacaciones con la que Valle Roso disfrutaba en su niñez era cuando visitaba a sus abuelos y pasaba con ellos unos días en Riaño. «Solía salir por la tarde a dar una vuelta por la Felguera, al Parque Nuevo, pero por ejemplo no solía ir al río, sólo cuando iba con mi familia», explicó. Una práctica habitual para el cantante asturiano durante el periodo estival eran las «quedadas» con los amigos para ir a dar una vuelta en bicicleta. Pero nada de riesgos, «nada de coger la mochila y los bocadillos e ir al monte», aseguró.

Pocos años y muchos cambios. Aquellas vacaciones de meses, casi interminables, se han reducido a una o dos semanas, «en las que te puedes permitir alguna escapada», comentó. «Recuerdo que antes disfrutabas las vacaciones. Las disfrutabas de verdad. Estabas todo el día en la calle. Ahora, se te van en cuatro días mientras que cuando eras un crío, casi querías que acabasen para ver a tus compañeros de clase», explicó el joven. Pero actualmente, su trabajo le ocupa estos meses con un sinfín de actuaciones y conciertos. «Hay veces que mis amigos organizan un fin de semana por ahí o una salida a la playa y yo no puedo ir porque tengo una actuación», dijo con un tono agridulce.

Y como el tiempo que hay libre es poco como para irse lejos, este joven cantante disfruta en casa «con la gente acogedora, de la buena cocina, de las salidas nocturnas, los paseos por la zona nueva de Langreo y, por supuesto, de un buen culín de sidra».