El primero de los cuadros que se colgó en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento de Laviana fue precisamente el de don Armando Palacio Valdés y no por casualidad, sino por pura lógica. Palacio Valdés es el lavianés más famoso de su historia, el que más dimensión nacional e internacional ha tenido merced a una actividad literaria que ha traspasado las fronteras locales y regionales. Este cuadro, que se colgó en 1907, comparte con el de Emilio Barbón el hecho de que se colocara en vida del propio personaje.

Armando Palacio Valdés nació en Entralgo el 4 de octubre de 1853 y a los seis meses sus padres se trasladaron a Avilés, donde vivían y el padre tenía sus negocios. Allí transcurrió su infancia y primera adolescencia, hasta que en 1865 se trasladó a Oviedo para estudiar el bachillerato y posteriormente, en 1870, comenzó sus estudios de Derecho en Madrid, donde transcurriría ya su vida hasta el momento de su muerte en 1938.

Laviana, sin embargo, y a pesar de que nunca viviera realmente en nuestro concejo es referencia constante en su trayectoria vital -aquí tenía sus negocios y hasta aquí vino en múltiples ocasiones con motivo de los mismos y a pasar periodos vacacionales- y presencia teñida de evocación y añoranza en su imaginario narrativo. Cuatro de sus novelas -«El señorito Octavio» (1881), «El idilio de un enfermo» (1883), «La aldea perdida» (1903) y «Sinfonía pastoral» (1931)- tienen al concejo de Laviana como escenario y en ellas recoge lugares, costumbres y personajes. Aparte, en «La novela de un novelista» (1921), su libro de memorias, le dedica varios capítulos a las vivencias lavianesas de su infancia; mientras que Laviana aparece indirectamente en cuentos como «El potro del señor cura» o en algunos capítulos de los «Papeles del Doctor Angélico» (1911).

Pero el concejo de Laviana tampoco se queda atrás en su afecto y dedicación a la figura de don Armando. Dejando al margen otros homenajes que le rindieron entidades particulares, como el que le tributó el Ateneo Obrero en 1933, o como el banquete que algunos amigos le ofrecieron en 1908, el Ayuntamiento de Laviana se ha significado desde siempre en su afán por homenajear a su hijo más famoso. Como el espacio no nos permite mayor holgura, debemos resumir, aunque sin prescindir de algunos detalles significativos.

El primer acto en este sentido de que tenemos noticia es el de la inauguración, en agosto de 1919, de la Avenida de Palacio Valdés, «que desde la Pontona conduce por La Chalana a Entralgo», según la prensa de la época; es decir, sería la actual calle de fray Norberto del Prado y su continuación por la Avenida de Rioseco. «El día 14 de agosto último a las cuatro de la tarde ante las Autoridades invitadas al efecto, tribuna de señoras y numeroso público, el Alcalde D. Gaspar García Jove procedió a descorrer el velo que cubría la lápida dedicatoria de la Avenida, mientras la Banda Militar del Regimiento del Príncipe interpretaba una marcha triunfal y las bombas de grueso calibre atronaban el espacio», podemos leer en «Asturias gráfica», que recoge a su vez el discurso que con motivo de aquella inauguración pronunció Fabriciano González, «Fabricio», que había sido secretario del Ayuntamiento de Laviana y era vicepresidente de la Real Academia Asturiana de las Artes y las Letras: «La fecha de hoy debe anotarse con cifras de oro en los anales de Laviana. Y debe anotarse así para grabarla mejor en la memoria de las generaciones venideras, y porque, cuando un pueblo como el de Laviana viene señalando con jalones de plata su progreso industrial y económico, bien merece señalar con jalón de oro esta fecha en que rinde homenaje a la cultura y al arte, consagrando esta Avenida a uno de sus hijos predilectos, al eximio literato D. Armando Palacio Valdés».

Esta Avenida de Palacio Valdés se mantuvo con tal denominación hasta que, en 1953, con motivo de la celebración del centenario del novelista, se le dio su nombre a la plaza del Ayuntamiento, que conserva en la actualidad. Con ocasión de aquel centenario se organizaron diversos actos y se perpetuó la memoria del novelista, además, colocando una placa conmemorativa en su casa natal, en Entralgo, y un busto en un jardinillo situado en el centro de la plaza que sustituía al kiosco de la música. Dicho busto es obra de Gerardo Zaragoza (Cangas de Onís, 1902; Madrid, 1985), hijo del pintor José Ramón Zaragoza. De Gerardo Zaragoza, que alternó su tarea como escultor con la de profesor de dibujo, ha evocado el crítico Jesús Villa Pastur: «Entre las obras emplazadas en Asturias de Gerardo Zaragoza, recordamos los monumentos a Palacio Valdés, en Pola de Laviana, a Vázquez Mella, en Cangas de Onís y al padre Feijoo en Oviedo. Pero acaso la más importante de todas por su brío y por su alta tensión emotiva, sea el «altorrelieve» situado en el jardín de los Reyes Caudillos [en el costado norte de la Catedral de Oviedo], referente a la batalla de Covadonga».

Este busto, que ha sido un icono de la Pola de Laviana durante medio siglo, fue trasladado en 2003, con motivo de las obras de remodelación de la Plaza en que se ubicaba, al patio de su casa natal, hoy reconvertida en Centro de Interpretación Palacio Valdés; un centro desde el que se pretende conservar la memoria intelectual del novelista y que en los últimos años ha venido siendo un importante foco de difusión internacional de su figura literaria mediante la reedición de algunas de sus obras significativas para el concejo lavianés, así como la organización de distintas actividades culturales y de congresos internacionales, que han congregado a expertos de Asturias y de diversas universidades españolas, francesas, italianas y americanas y han impulsado los estudios acerca de su figura, habiéndose editado en los últimos años libros y estudios que han contribuido a revitalizar la imagen del novelista.

En el año 2009, el Consistorio lavianés se hermanó con el de Avilés para organizar conjuntamente actividades tendentes a revitalizar la memoria de este autor que comparten y ese mismo año se puso en marcha la Asociación de Amigos de Palacio Valdés con el objetivo de contribuir al mismo fin y, entre otros objetivos, servir de nexo de unión entre ambos municipios.

No conocemos la fecha exacta en que se colgó dicho cuadro ni si se realizó algún acto que inaugurara la pinacoteca, lo que parece lógico. En cualquier caso, la fecha habría de ser posterior a agosto de 1907, ya que a 4 de agosto de 1907 podemos leer en los Ecos de Sociedad de «El Liberal» que «el inspirado pintor D. José Prado Norniella, que en breve saldrá para Oviedo y Valdesoto, está recibiendo muchas felicitaciones por los inmejorables retratos que ha hecho del jefe del Estado con destino a la Audiencia de Madrid; D. Lula Cañedo, hijo de loa condes de Agüera; D. José Celleruelo, para el ministerio de Gracia y Justicia; obispo de Salamanca, padre Valdés, y D. Armando Palacio Valdés, con destino al Ayuntamiento do Laviana, y reproducciones para los propios interesados». Lo de la «reproducción para los interesados» en este caso de Palacio Valdés es exacto: la primera vez que visité a su nieta, Julia Elena Palacio-Valdés, pude comprobar, después del consiguiente asombro, la exactitud de la réplica de este cuadro que presidía el vestíbulo de su casa madrileña.