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La política energética en Asturias

La alta tensión de Lada-Velilla cumple 30 años

La línea de evacuación eléctrica, de la que llegaron a instalarse en 1984 más de 600 torres hasta el puerto de Tarna, sigue hoy en día paralizada y su trazado alternativo es rechazado por los vecinos

La última torreta de la línea Lada-Velilla plantada en el puerto de Tarna, con las zapatas de la que iba a ser la siguiente torre en primer término. F RODRÍGUEZ

Muchas cosas han cambiado en España desde el año 1984. Felipe González era un joven presidente del Gobierno, Hugo Sánchez, Archibald, Schuster, Eloy o Valdano eran las estrellas de la liga de fútbol y los grandes éxitos musicales los copaban músicos tan dispares como Alaska, Julio Iglesias o Luis Cobos. Por supuesto, no había teléfonos móviles, ni internet, el mando a distancia era un artículo de lujo y por las carreteras los modelos más habituales eran el Renault 5, el Simca 1000, el Talbot Horizon o el Citroën CX. Sin embargo, hay algunas cosas que no cambian. Una de ellas son las torretas de la línea de alta tensión Lada-Velilla, que se plantaron entre la central térmica de Langreo y el puerto de Tarna, en Caso, hace ahora treinta años. La línea está ahora puesta en entredicho, y el trazado alternativo ha sido rechazado, con grandes manifestaciones, por los municipios asturianos (Aller) y leoneses por los que pasaría en caso de ser ejecutada.

Esta línea jamás llegó a funcionar porque los vecinos de León se opusieron a su instalación, un rechazo que, años más tarde, fue corroborado por los tribunales: por su alto valor ecológico, una línea de alta tensión no debía pasar por parajes como los de Maraña, Posada de Valdeón, Oseja de Sajambre, Burón... Las torres jamás llegaron a plantarse en León y sí lo hicieron en Asturias, pero para nada. Los planes que en 1984 manejaba la Red Eléctrica del Estado (Redesa en aquella época) pasaban por unir las centrales térmicas de Lada (Langreo) y Velilla del Río Carrión (Palencia) mediante esta línea de evacuación energética de 400.000 voltios. Las obras empezaron a ejecutarse y llenaron de torres de más de diez metros de altura los alrededor de 65 kilómetros de distancia que hay entre Lada y el puerto de Tarna, en cuyas cercanías se colocó la última estructura. En total, Redesa instaló unas 600 torres, un proyecto que tuvo un coste de unos 2.000 millones de pesetas. Aplicando la variación del IPC en los últimos 30 años -una subida del 218,3%, según el Instituto Nacional de Estadística-, aquellos dos mil millones de pesetas serían unos 38,2 millones de euros hoy en día.

Cuando, ya en 1985, las obras se preparaban para cruzar la frontera entre Asturias y León, llegó el revés para Redesa, y una decisión que ha marcado el paisaje de uno y otro lado de la frontera: La Junta de Castilla y León defendió las reivindicaciones de una docena de municipios leoneses (Maraña, Posada de Valdeón, Oseja de Sajambre, Burón, Acevedo, Boca de Huérgano, Prioro, Crémenes, Boñar, Reyero, Puebla de Lillo y Riaño), que se oponían a la instalación de las torretas. La Junta acabó declarando la zona parque regional, y aumentó los niveles de protección de áreas como el Pinar de Lillo, Sabinar de Crémenes, Pardomino y el Monte de Ormas, zonas que debían ser atravesadas por el proyecto original. Desde aquel frenazo a la extensión de la línea, las torretas, estructuras más altas que la mayoría de los edificios que hay por las zonas rurales que atraviesa, siguen plantadas en su emplazamiento. Los cables que debían transportar la electricidad están tensados, y salvan grandes desniveles de terreno. En las cercanías del puerto de Tarna existe hasta un enclave en el que pueden verse las zapatas de lo que iba a ser una nueva torre y que al final acabó siendo la última estructura que Redesa plantó de la línea Lada-Velilla.

Años después, en 1996, el Principado de Asturias protegería los territorios de Sobrescobio y Caso como parque natural (Redes), unos concejos que precisamente atraviesan las inútiles torres de Lada-Velilla, que permanecen en algunos de los parajes con más valor paisajístico de este espacio natural. Por aquella época, Iberdrola (dueña de las centrales de Lada y Velilla) pleiteaba por la posibilidad de seguir adelante con el proyecto en León. En 1998 llegó a producirse incluso un sabotaje contra una de las torres, que fue derribada entre Campo de Caso y Orlé. Tras varias sentencias judiciales, protestas y todo tipo de actos, el problema de esta línea de alta tensión acabó en Bruselas, en la Comisión Europea, que en 2004 exigió estudios de impacto ambiental, consenso con los vecinos de los territorios que debía atravesar y rechazaba el proyecto original con sus torres ya plantadas.

Desde entonces, los pueblos de León a los que afectaba esta iniciativa duermen más tranquilos, pero el desasosiego se trasladó a otros ayuntamientos, como el de Aller o el de Lena, y a las comunidades leonesas limítrofes con esta parte de Asturias. La línea Lada-Velilla pasó a llamarse Sama-Velilla (porque la subestación eléctrica de la que parte se iba a trasladar a este distrito langreano, a la subida de Santo Emiliano, algo que no ha llegado a hacerse), y la lucha vecinal comenzó de nuevo, con protestas y movilizaciones multitudinarias. En este tiempo el Principado siempre ha considerado "prioritaria" esta obra, porque, según afirma, se reduciría el riesgo de "colapso" del sistema eléctrico asturiano. Las posiciones del Gobierno regional contaron al principio con el respaldo de Red Eléctrica Española (REE), si bien con la llegada de la crisis económica y el dudoso futuro de importantes proyectos industriales en la región (regasificadora del Musel, por ejemplo) el organismo que gestiona las infraestructuras eléctricas parece haber dejado en un segundo plano el proyecto, al menos de momento.

Mientras ahora son otros vecinos los que temen la instalación de la línea de alta tensión, las torres que se colocaron en Langreo, San Martín del Rey Aurelio, Laviana, Sobrescobio y Caso siguen en pie, sin que en ningún momento se haya planteado una posibilidad real de que sean retiradas. Hace una década, cuando se conoció la intención de Bruselas de finiquitar Lada-Velilla por Tarna, Caso y Sobrescobio, integrantes del parque de Redes, llegaron a reclamar el desmantelamiento de la red, algo que ha vuelto a solicitar IU recientemente. El nuevo Instrumento de Gestión Integrado (IGI) del parque natural de Redes sigue, al menos de momento -debe pasar un último periodo de información pública-, sin contemplar ningún tipo de acción en este sentido. Redes seguirá siendo, en algunas zonas, el parque natural de la inútil red eléctrica.

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