La "Alcaldesa perpetua de Aller" salió ayer de nuevo de su cripta para que cientos de personas, vecinos y visitantes, pudieran contemplarla durante la fiesta de Miravalles. La localidad allerana de Soto se volcó una vez más con su patrona, que respondió a los honores dejando que el buen tiempo se apoderase del prau de la fiesta para que los romeros pudieran disfrutar una jornada especial durante el día de Asturias.

A media mañana, la banda de gaitas "El Gumial" abría la procesión para llevar la imagen desde la cripta del templo parroquial, donde por razones de seguridad permanece todo el año, hasta el santuario de Miravalles, donde la Virgen presidió todos los actos religiosos que se fueron oficiando durante el día. Lo hizo en un templo rehabilitado, ya que las fuertes lluvias primaverales dañaron el techo de la ermita, que finalmente pudo ser reparado a tiempo para esta fiesta tan especial y con tanto arraigo. Entre misa y misa también hubo tiempo para una sesión vermú y, como no, para la tradicional puya'l ramu, en el que los romeros pujaron por los panes de escanda. Por la tarde, una verbena puso el punto y final a la fiesta de Miravalles.