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Los empleados defienden su trabajo, reconocido en Europa

Además de los trabajos con empresas, el Centro Europeo de Soft Computing organizó diversos congresos tanto nacionales como internacionales, el último tuvo lugar en el pasado mes de julio, en Gijón, en el que participaron más de trescientas personas llegadas de distintas partes del mundo. Aparte de las investigaciones, patentes y publicaciones en revistas científicas de primer nivel. Uno de los encargados de gestionar estos proyectos es el ovetense Roberto Morán, de 34 años, que es doctor en Químicas por la Universidad de Oviedo. "Hice la tesis en Químicas y realicé el periodo postdoctoral en una empresa farmacéutica, la verdad que cuando me hablaron del centro de Sotf Computing no sabía ni lo que era, pero me informé y descubrí que tenía un bagaje multisectorial importante donde se ha trabajado con empresas importantes de sectores tan diversos como la energía o la automoción", explica. Pero lo que más le interesó es que, a diferencia del campo de la química-farmacéutica, donde los resultados se ven muy a largo plazo, "las aplicaciones reales en el Soft Computing eran muy rápidas, en un año y medio podías tener un producto que lanzar al mercado, eso me empujó a venir al centro de Mieres en enero de 2011". Su trabajo aquí se centra en buscar financiación para los proyectos y hacer las correspondientes memorias de solicitud junto con el equipo técnico del centro. "Como resumen del trabajo, he visualizado problemas y tendencias en múltiples sectores, y me he dado cuenta de que las tecnologías de la información son algo transversal", destacó, señalando que el centro europeo de Soft Computing "ha participado en convocatorias competitivas donde se ha trabajado muy duro y se han conseguido muy buenos resultados. Así hemos participado en diez proyectos europeos coordinando cuatro de ellos, por no hablar de proyectos nacionales de investigación aplicada, intentando siempre que los trabajos del centro se adapten a los diferentes instrumentos de financiación en investigación, tanto a nivel regional como nacional como europeo". De hecho, Morán destaca que "ahora no sabemos qué va a pasar con los proyectos que tenemos activos, como uno europeo sobre energía en el que somos coordinadores administrativos y que podríamos perder si cerramos el centro, la pérdida también será para Asturias".

Desde Milán (Italia), llegó Andrea Valsecchi, de 32 años que es investigador postdoctoral. "Llegué al centro de Mieres en 2010 con un proyecto europeo para hacer el doctorado con una beca 'Marie Curie', que es de las mejores que hay, el proyecto fue un éxito y conseguí quedarme como investigador postdoctoral aprovechando un proyecto que teníamos con una empresa maderera italiana", comenta. Tras acabar esta iniciativa, el investigador continuó en el centro dentro de su línea forense, "trabajamos el escaneado en 3D con cámaras que son muy novedosas y le pueden interesas a muchas empresas, pero el anuncio del cierre podría dar al traste con ello, por eso creo que es una pena que muchas de estas iniciativas no puedan llegar a tener una conclusión comercial por la liquidación del centro". En cuanto a su futuro, "me gustaría quedarme en Asturias, pero no sé qué será de mí".

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