Joan Margarit, arquitecto y poeta catalán, Premio Nacional de Poesía 2008 y Premio Nacional de Literatura de la Generalitat, presentó el viernes en Langreo su nuevo libro, "Amar es dónde". El acto fue organizado por la Asociación "Cauce del Nalón" en colaboración con el Ayuntamiento de Langreo, la Universidad de Oviedo y el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas. Ni el frío ni la lluvia fueron obstáculo para que el salón de actos de la Casa de La Buelga de Ciaño se llenase de un público tan entregado como entusiasta, que disfrutó de la esencia y la presencia de uno de nuestros poetas vivos más universales.

De la mano de Xuan Bello, escritor y amigo personal de Margarit, que se encargó de glosar su figura, el autor fue desgranando pinceladas de una infancia que transcurrió entre continuos cambios de domicilio. Esos vaivenes provocaron que el Joan niño "apenas tuviese amigos", si bien, como aseguró "el aprendizaje de la soledad fue fundamental en mi futuro como poeta".

El posterior traslado de la familia desde el interior de Cataluña a Canarias, le hizo descubrir un elemento que sin duda iba a definir lo que vendría después, porque según manifestó, "la poesía, para mí, empezó en el mar". Según Margarit "un prosista puede escribir en una lengua distinta a la materna pero un poeta jamás conseguirá hacerlo (bien) en otra lengua que no sea la suya". Empezó a escribir a los 18 años, en castellano porque "era la lengua con la que me educaron ya que en mis tiempos el catalán estaba prohibido y te castigaban si no hablabas en cristiano", pero afirma, rotundo, que solo cuando decidió hacerlo en catalán empezó a encontrar su propio camino y a estar satisfecho de su obra. A día de hoy publica en ambas lenguas y considera que las culturas restrictivas nunca son buenas.

Margarit se confiesa defensor a ultranza de la poesía clara, anti retórica y sin artificios y asegura que si bien un novelista puede crear desde cualquier punto de partida, el poeta solo dispone de una "pista de despegue" que es su propia vida y ha de buscar "las pocas cosas interesantes que pueda compartir con las vidas de los demás". Arquitecto de profesión, puede decirse que su poesía tiene algo de cálculo de estructuras y quizá por eso la define como un sólido trípode, una estructura perfecta formada por el autor, el poema y el lector que sin embargo, falla estrepitosamente cuando al lector no se conmueve ni se identifica con el poeta y sus vivencias. Y es que, según Margarit, "los poemas nacen de la vida de quien los escribe".

Hubo también versos, magistralmente recitados por su autor. Poemas de libros anteriores y también de "Amar es dónde" que cumplieron sobradamente su objetivo. Llegaron y emocionaron. Para Margarit, "hablar de poesía es hablar de emoción" y "no puede entenderse la una sin la otra".

"Amar es un lugar físico", asegura. Y así lo refleja en uno de sus poemas: "amar es un lugar / perdura en lo más hondo: es de dónde venimos / y también es el lugar donde queda la vida". Y es que, en definitiva, y después de todo, "es tan parecido el momento de escribir un poema al acto de leerlo y sentirlo que la poesía no deja de ser una maravillosa y exquisita forma de amar".