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Reicastro, un polígono para correr

La escombrera de Mieres, urbanizada hace tres años como área industrial con un coste de 4,4 millones, no atrae empresas y es usada para pasear y hacer deporte

Muchos deportistas acuden cada día a la vieja escombrera de Reicastro para correr o pasear en bicicleta. Los viales construidos hace tres años por Hunosa para dar servicio al polígono proyectado en estos terrenos ejercen de improvisada pista donde aficionados al pedal practican sin la amenaza del tráfico. En el interior de la parcela, la zona en principio reservada para la construcción de naves industriales, atletas de todas las edades queman cada día suela de zapatilla: "Está muy bien porque la tierra amortigua el impacto con el suelo y las articulaciones apenas sufren", explica uno de los asiduos. El escenario lúdico se completa con personas caminando o paseando a sus perros. Tres años han pasado desde que Hunosa urbanizó Reicastro y una década desde que la escombrera quedó vacía. De momento, los 4,4 millones de euros invertidos sólo los han rentabilizado el puñado de deportistas y vecinos de Ujo que casi cada día acuden a la antigua escombrera para hacer uso recreativo de este gran solar.

El polígono de Reicastro lleva ya tres años urbanizado y a la espera de que Hunosa logre darle contenido industrial. La actual dirección de la empresa trabaja para captar proyectos que puedan tener cabida en estos terrenos, pero de momento las gestiones no han dado fruto alguno. La construcción de una central de biomasa ha centrado durante los últimos meses la atención de la hullera, aunque la actuación ha sufrido un duro revés tras quedar la compañía fuera de la subasta estatal de las licencias para la explotación de energía eólica y biomasa. El proyecto aún no está descartado, pero no parece viable su desarrollo a medio plazo. Todo indica que la escombrera seguirá prestando servicio a ciclistas y corredores durante algún tiempo.

Las obras de urbanización del polígono de Reicastro culminaron a finales de febrero de 2013 con un coste final de casi 4,5 millones de euros. El primer proyecto que trascendió para Reicastro lo promovió la compañía Ingeniería de Cerramientos y Fachadas Llanera, que planteó hace ya más de un lustro una inversión de casi ocho millones de euros y la creación de 38 nuevos puestos de trabajo. Por esas fechas se supo que también hubo contactos con GAM y Rioglass, pero la lenta gestación del polígono truncó estas opciones. Ahora todas las expectativas están puestas en la llamada "Hunosa Verde", una de las grandes apuestas de futuro de la empresa pública. La biomasa es uno de los grandes pilares de la citada división medioambiental de la compañía pública que preside la allerana María Teresa Mallada, aunque, de momento, se encuentra a la espera de contar con recursos.

La antigua escombrera de Reicastro, situada en las proximidades de Ujo, es en estos momentos la mayor bolsa de suelo industrial de que dispone Mieres y prácticamente la mayor del valle del Caudal tras el desarrollo de Argame y, parcialmente, de Villallana. La escombrera se eliminó en abril de 2006, tras trece años de retirada de estériles que fueron quemados en parte en la térmica de La Pereda. Es decir, lleva diez años sin actividad. La empresa Reicastro, S. A. se creó en 1993, participada en un 51 por ciento por Hunosa y con el único objetivo de liberar esta escombrera, situada en Ujo. Tras catorce años de actividad, más del doble de tiempo calculado inicialmente, y tras mover 4 millones de toneladas de residuos (cantidad semejante a la producción de Hunosa de cuatro años), a principios de mayo de 2006 esta explotación echó el cierre. En un primer momento, la empresa Reicastro se dedicó esencialmente al estudio de los estériles, empleándolos en aplicaciones diversas. Además de abastecer a la estación térmica de La Pereda (Mieres), varias toneladas se han destinado a obra pública, especialmente para carreteras y como material de relleno para terraplenes, canalizaciones y muros.

Ya han pasado diez años desde que Reicastro dejó de tener uso industrial y tres desde que los terrenos fueron urbanizados con el fin de que pudieran albergar un polígono empresarial. Su transformación en un espacio industrial se ha convertido en una larga gestación plagada de obstáculos y expectativas frustradas. De forma insospechada se ha convertido en un espacio deportivo.

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