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Condenados a nueve meses de cárcel los dos mineros detenidos por cortar Tarna

El juez considera probado que impidieron el paso de dos camiones y obligaron a los conductores a volcar el carbón de importación en la vía

El Juzgado de lo Penal número uno de Langreo ha condenado a nueve meses de cárcel a los dos mineros acusados de participar en el corte de la carretera del puerto de Tarna durante una movilización minera. Los abogados de los trabajadores solicitaron en el juicio su absolución al considerar que los hechos que se les imputaban, es decir, el corte de la carretera con unos árboles y con el carbón volcado de dos camiones, no estaban probados. Finalmente, el magistrado Mariano Hebrero establece que la actitud de los acusados "de esconderse ante la presencia de la Guardia civil" y el hecho de que fueran localizados en el interior de una casa abandonada, que no portasen documentación y no obedecieran a las órdenes de que salieran al exterior, "hace poco creíble la excusa de que se habían metido en la casa a buscar chatarra", como afirmaron los implicados para explicar su presencia en el lugar. La sentencia ya ha sido recurrida, explicó uno de los abogados, Antonio Pineda.

El juez considera a B. R. G. y J. M. R. culpables de un delito de desórdenes públicos. Los hechos por lo que han sido condenados se produjeron el 11 de mayo del año pasado, en el marco de las protestas de los trabajadores de la Hullera Vasco Leonesa -hoy en liquidación- tras la aplicación de un ERE a la plantilla. El escrito de acusación de la Fiscalía explica que, en torno a las once de la mañana, los dos acusados, junto a otro grupo de personas que no fueron identificadas, talaron cuatro árboles que cayeron sobre la calzada, cortando el tráfico en el punto kilométrico 65 de la carretera AS-117, en el puerto de Tarna. Además, dos vehículos cargados cada uno de ellos con unas 27 toneladas de carbón, tuvieron que detenerse al llegar al alto ante la imposibilidad de circular por la calzada. Su destino era la central térmica de Velilla del Río Carrión, en Palencia. En ese momento, los acusados les obligaron a volcar sobre el asfalto la carga que llevaban, bloqueando completamente el paso por la carretera. La Guardia Civil detuvo minutos después a los dos acusados, ambos residentes en Asturias, como presuntos autores de los hechos.

Según el testimonio de los conductores de los camiones, los hecho sucedieron a escasos 300 metros de donde fueron detenidos los condenados, que durante el juicio sostuvieron que el incidente se produjo en otro punto del puerto, cerca de Rioseco. Los piquetes llevaban pasamontañas que les tapaban la cara, por lo que no pudieron ser identificados. Uno de los argumentos utilizados por la defensa fue la distancia desde el punto kilométrico donde se produjo el suceso, según el informe de la Guardia Civil, hasta el lugar de la detención. Los abogados explicaron que los dos mineros "fueron detenidos en minutos, pero a una distancia de 37 kilómetros desde donde se produjo el corte". Además, explicaron que durante la vista hubo "contradicciones" en las declaraciones respecto al lugar de los hechos. Por ello, entienden que la presencia de los dos encausados en la protesta no está probada. Además, los letrados Pineda y Turrero sostuvieron que ninguno de los dos camioneros que se vieron afectados en el suceso pudo identificar en la vista a sus defendidos.

Encapuchados

El juez considera hechos probados que B. R. G. y J. M. R. son dos de los piquetes que provocaron el corte de carretera ocultando su rostro con pasamontañas y junto a otros dos hombre que no han sido identificados. Tras colocar varios árboles en la carretera AS-117 con el fin de cortar la circulación, abordaron a dos camiones que transportaban carbón para la térmica de Guardo y amenazaron a sus conductores con "joderles el camión si no basculaban la carga en la calzada, consiguiendo así su propósito de cortar el tránsito de vehículos". Los hechos se cometieron en una zona llana a la altura de la fuente La Nalona, situada a unos 300 metros del punto final de la AS-117. Los condenados se escondieron en una casa abandonada del puerto y situada a pocos metros de la carretera LE-333, donde fueron detenidos por la Guardia Civil poco después de que ocurrieran los hechos que se les imputaron.

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