La Iglesia ha creado una comisión para preparar la beatificación de los cuatro mártires de Nembra. La ceremonia de beatificación se celebrará el día 8 de octubre. Antes de esa fecha, los restos del sacerdote Jenaro Fueyo y los mineros Segundo Alonso e Isidro Fernández serán exhumados de sus sepulturas, ubicadas en un lateral de la iglesia de Nembra. Las reliquias se depositarán en urnas, dentro del templo, para su veneración. El cuerpo del cuarto mártir, el joven Antonio González nunca se recuperó. La parroquia encargará una imagen para que tenga su espacio en la iglesia.

La comisión para la beatificación de los mártires está encabezada por el religioso Ángel Garralde. Forma parte de la mesa Enrique Iglesias, párroco de Nembra. El sacerdote explicó ayer que "ahora estamos centrados en la tramitación de la exhumación de los restos". El juzgado aún tiene que aprobar la propuesta y, cuando la Iglesia obtenga el permiso, fijará una fecha.

El párroco de Nembra está preparando también los espacios que se dedicarán a la veneración de los beatos. El religioso Jenaro Fueyo es el único sacerdote diocesano muerto en la Guerra Civil que ha sido beatificado. Fue asesinado, según los testimonios y documentos de la época, tras una larga y dolorosa tortura. Lo mismo que Segundo Alonso, Isidro Fernández y Antonio González.

Todos formaban parte de la agrupación de la Adoración Nocturna, un colectivo que promovía dedicar una noche al mes a la oración. Jenaro Fueyo, explicó Iglesias, era conocido por "su bondad infinita y su trabajo incansable". Los dos mineros eran empleados de la Hullera Española, empresa del marqués de Comillas, y promovían la fe cristiana. Lo mismo que Antonio González, estudiante de magisterio.

Los degollaron a los cuatro. Al más joven, le dieron la oportunidad de salvarse si escupía en la piedra ara y blasfemaba. Se negó y corrió la misma suerte que el resto. Los mayores de Nembra dicen que sus asesinos arrojaron su cuerpo a una mina. Su familia nunca tuvo un lugar para llorarlo.