Los alumnos del colegio Teodoro Cuesta de Mieres se pondrán este curso sus propias notas. La iniciativa forma parte de un programa de innovación educativa que tiene por objeto implicar a los escolares en el proceso de evaluación. Los profesores corregirán los exámenes, trabajos y controles de los estudiantes (incluso podrán hacerlo junto a los escolares), pero sin ponerles calificación. Después analizarán con los alumnos su ejercicio, para valorar con ellos qué nota creen que merecen. Será solo tras todo ese proceso cuando los docentes pondrán la calificación definitiva. El objetivo es que los estudiantes se fijen en los que han hecho bien o mal y no estén tan mediatizados por la nota. La medida se aplicará desde el primer curso de Infantil hasta sexto de Primaria, adaptándola a cada etapa.

Se trata de una "apuesta por la innovación pedagógica y la evaluación formativa" acordada por la nueva dirección del Teodoro Cuesta y el claustro del centro, según explicó el director del centro mierense, Juan Miguel Molinero: "Queremos involucrar al alumno a través de técnicas de autoevaluación y calificación dialogada con el maestro. Hay veces en las que el estudiante se queda solo con la nota, sin prestar interés a lo que ha hecho bien o mal. También pensamos que peder el miedo a autoevaluarse estimula su juicio crítico". Molinero esgrimió que es fundamental que tanto el alumno como su familia tengan claros los criterios de calificación de cada prueba y el modelo de trabajo o examen por el que se les va a valorar. "Hay que tratar de quitar incertidumbre al alumno. Debe saber con claridad qué porcentaje de la nota es por los conocimientos teóricos o por las respuestas razonadas, si el examen va a ser de tipo test o una prueba para desarrollar en profundidad", esgrimió Molinero.

El director del centro de Mieres remarcó que la metodología puede adaptarse a cada etapa educativa. "En Infantil pueden ser los propios escolares, a través de sellos, los que se pongan una cara triste, neutra o sonriente. Poco a poco, en los cursos de Primaria este proceso de autoevaluación irá siendo un poco más complejo. Los profesores pueden incluso corregir los exámenes junto al alumno", argumentó Molinero, que añadió: "Es necesario que la comunidad educativa entienda que se debe acabar con el cliché de que los maestros aprueban o suspenden a sus alumnos; es el estudiante el que tiene que asumir su responsabilidad en su proceso educativo. La legislación marca que hay que apostar por una evaluación formativa, pero la realidad es que no suele ser habitual".

Los deberes son otra de las cuestiones en las que se hará especial hincapié este año en el Teodoro Cuesta. "Los deberes no pueden ser una carga excesiva para los niños y sus familias. Las tareas para casa deben cumplir una función pedagógica, tener sentido". Molinero indicó que hay que tender incluso hacia los deberes personalizados para cada niño: "Un alumno podrá llevar una ficha de cálculo y otro compañero de su misma clase de caligrafía. Los niños tienen que investigar, leer, estudiar? Los lunes se les puede dar trabajo específico para toda la semana y son sus padres los que, en función de su tiempo y de las actividades extraescolares, pueden gestionar ese tiempo disponible para planificar y realizar las tareas", concluyó Molinero.