La población de jabalíes en el coto de Mieres se ha reducido a la mitad durante la última década. Así lo aseguran desde la Sociedad de Cazadores de Mieres, donde desmienten que el problema que se está dando con estos animales en Oviedo, donde aparecieron varios ejemplares por las calles de la ciudad, se esté dando el resto de la región. El presidente de la Sociedad de Cazadores de Mieres, Antonio Martínez, explicó que, en 2003, cuando se creó el coto, "sí había un montón de jabalíes, pero se han reducido casi a la mitad desde entonces". De hecho, Martínez asegura que en el coto que controlan "vienen a matarse unos 300 jabalíes al año, una cifra bastante ajustada".

El problema, como señala, "es que la gente piensa que lo que ocurre en Oviedo pasa igual en toda la región, pero no". Y es que, como explicó, el problema está en las zonas de seguridad de estas ciudades, donde está prohibida la caza. "De ahí saltan a la capital, pero eso no ocurre en MIeres", recalcó Martínez. La postura de la sociedad de cazadores mierense es similar a la del resto de sociedades asturianas, quienes han denunciado que últimamente no se llega ni al cupo máximo. Por su parte, el Gobierno del Principado ha asegurado que trabaja para disminuir la presencia de esta especie en la comunidad, destacando la elaboración de un plan integral de prevención y control de ejemplares en las zonas urbanas, donde se implicará a los ayuntamientos con diversas medidas y sanciones.

En cuanto al control de los jabalíes, los ganaderos están del lado de los cazadores, exigiendo que haya más caza para controlar al jabalí en estas zonas de seguridad, evitando así la proliferación de estos animales. Ganadores y cazadores no siempre están en el mismo lado. Y es que en Mieres protagonizaron una polémica hace unas semanas por el pago de los daños del jabalí en el monte Llosorio. Los ganaderos habían asegurado que la sociedad mierense les adeudaba 30.000 euros, algo que estos últimos desmintieron asegurando que no habían tenido ninguna notificación al respecto. La única comunicación que se había mantenido entre ambas partes fue un burofax en el mes de marzo donde los ganaderos pedían a los cazadores que fueran a medir los daños. Se hizo y les enviaron un nuevo burofax pidiéndoles el número de cuenta para ingresarles el dinero de los daños, pero no hubo respuesta.

Los cazadores de Mieres están muy interesados en dar a conocer su verdad y por eso, como apuntaron organizarán próximamente una reunión con los vecinos del valle de Cenera, entre los que se encuentran ganaderos del monte Llosorio, para explicarles lo ocurrido.