Celestino Martínez Gutiérrez, "Matrícula", fue minero durante 35 años en el pozo Samuño. Pero, como canta "Nuberu", fue "mineru de primera". Trabajador incansable, humilde y hombre honesto. Sus compañeros le rindieron ayer un homenaje, en el parque de Ciaño. A partir de ahora, un monolito lucirá siempre una placa que reza: "A Don Celestino Martínez Gutiérrez 'Matrícula'. Por su trayectoria intachable como minero, su honestidad y ejemplaridad como compañero". Él dio las gracias, un poco tímido entre tantos aplausos: "Estoy muy emocionado. La mina fue todo para mí".

"Matrícula" es un mote heredado de su padre, explicó ayer Celestino Martínez con una sonrisa. Empezó a trabajar en Samuño con 18 años: "Primero fui 'guaje' (ayudante de minero)". Pero ya despuntaba entonces, y pronto empezó a picar carbón. Fue entonces cuando "Matrícula" demostró que no era un minero cualquiera: "Se me daba bien, subía chimeneas", asegura. Para ser exactos, y aunque a su modestia no le gustan las cifras, subió 156. Su fama llegó a la Escuela de Ingenieros de Minas. El ingeniero José Manuel Felgueroso, en una de sus clases, aseguró que "si en cada pozo de Hunosa hubiera diez picadores como 'Matrícula', no hubiera sido necesario mecanizar los talleres con rozadoras".

Pero Celestino Martínez Gutiérrez sólo había uno. Eso lo saben bien los organizadores del acto que tuvo lugar ayer en Ciaño, al que acudió el alcalde de Langreo, Jesús Sánchez. Fueron cinco compañeros (uno de ellos falleció recientemente) los que promovieron la instalación de la placa, tras intentar sin éxito el nombramiento de "Matrícula" como "Langreano de Honor".

"Es un hombre trabajador, siempre sonriente, y de una honestidad impagable. Consideramos que, actualmente, la honestidad no está tan valorada como debería", señaló Ángel Luis Torre, uno de los impulsores. La mina la dejó hace años, la sonrisa la mantiene: "Para mí en el pozo era todo bueno, nunca tuve miedo de nada".