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RAMÓN TORRECILLAS | Director del Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología (CINN) de El Entrego

"El nivel de equipamiento del Centro de Nanotecnología es totalmente insuficiente"

"Con equipos no saldríamos de El Entrego en la vida, atraeríamos a investigadores con ideas propias y desarrollaríamos la instalación"

Ramón Torrecillas. FERNANDO RODRÍGUEZ

Ramón Torrecillas es el director desde su creación, en 2007, del Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología, una entidad mixta de investigación creada por iniciativa conjunta del CSIC, el Principado y la Universidad de Oviedo. El Centro, que en 2014 abandonó el edificio que compartía con el ITMA en Llanera para trasladarse al centro tecnológico del pozo Entrego, combina investigación interdisciplinar de alta calidad con actividades de demostración científico-tecnológicas y también tiene entre sus objetivos la creación de nuevas empresas de base tecnológica. Torrecillas hizo esta semana un llamamiento sobre la falta de medios del centro, una situación que preocupa por estar lastrando las investigaciones.

- ¿Qué balance hace de los tres años que llevan en El Entrego?

-Muy positivo en parte. El CINN ha demostrado que, científicamente, es un buen centro de investigación. Lo que pasa es que el esfuerzo que exige mantener este nivel es excesivo. Por eso creemos que hay que tomar medidas para que no sólo se mantenga sino que pueda crecer en función de la capacidad de los investigadores que estamos aquí dentro. Si tienes escaso apoyo externo te puedes morir por inanición. Por mucho que tú generes, necesitas estar respaldado. Nacimos en una situación muy difícil en 2007 y sufrimos situaciones de abandono institucional importantes a lo largo de nuestra historia, sin renovación del convenio entre las instituciones en el período 2011 y 2012 y, por tanto, sin posibilidades de financiación más que las que directamente obteníamos de las empresas y la aportación del CSIC. El CINN esta bien situado en lo que se refiere a producción científica, pero lo hacemos seguramente trabajando el triple de lo que tienen que trabajar en otros centros de España para conseguir lo mismo. Cuando se crea un nuevo centro hay que dotarlo de unos mínimos para que sea competitivo y pueda crecer por si mismo.

- ¿Dónde están las carencias principales?

-Todo el mundo reconoce que hemos desarrollado una instalación única para obtener materiales por tecnologías avanzadas de sinterización, pero en realidad el nivel de equipamiento del CINN en el día a día es totalmente insuficiente para un centro de nuestras características. Cuando se creó el CINN se hizo con un compromiso por parte de las administraciones por el cual el CSIC iba a aportar un edificio y personal, cosa que poco a poco va haciendo, y el Principado iba a aportar los equipos. Evidentemente la construcción del edificio se aplazó, y hemos sobrevivido en el edificio de El Entrego, pero la aportación para equipamiento ha sido cero hasta el momento actual. En mi opinión tendríamos que buscar la forma de evitar esta agonía en la dependencia que tenemos en el CINN de los demás centros para realizar cualquier trabajo básico. Tenemos que recorrer 40 kilómetros hasta otros centros para hacer pruebas que ellos pueden obtener en cinco minutos.

- ¿Qué tipo de equipos son los que faltan?

-Hablamos de los equipos más elementales de investigación que tiene cualquier centro como equipos de caracterización física, densidad, de análisis térmico diferencial o termogravimétricos, microscopía óptica, difracción de RX y un largo etcétera. Son equipos que por ser corrientes en investigación, los tienen multiplicados por tres otros centros. Nosotros no tenemos ninguno. Eso es un lastre terrible. Nos falta el equipamiento mínimo para hacer cosas como medir tamaños de partícula, hacer una prueba de rayos X, realizar un análisis térmico o hacer cualquier caracterización. Sólo estamos preparados, con los equipos que tenemos, para realizar estudios de procesamiento y síntesis química de materiales. Para el resto debemos irnos fuera a hacerlo. Gracias a Dios que tenemos una relación extraordinaria con el INCAR y vamos allí a hacer las pruebas. El único equipo importante que tenemos es el sistema de sinterización, que ha costado hasta el momento unos 3,5 millones.

- ¿Cómo lograron el dinero?

-Obtuvimos 1,6 millones del Ministerio y el resto lo sacamos de nuestros proyectos y de las empresas que colaboran con nosotros. ¿Quién ha tenido que hacer eso en España? Nadie. Lo único que conseguimos desde entonces fue un ascensor, porque no se podía subir a la parte alta de la máquina, y un equipo de corte con hilo para poder cortar las muestras. Tenemos el equipo caro y nos falta lo básico. Es como si tuvieras una supercocina para hacer una paella, pero carecieras de condimentos y cuchara y tuvieras que remover a dedo. Hay que diseñar un plan de dotación al CINN de equipamiento científico mínimo para poder competir. Cuando oigo que en la región hay centros tecnológicos con equipamiento aportado por el Principado por valor de millones de euros y que están parados desde hace años me duele.

- Otro de los problemas de los que ha alertado es la fuga de cerebros.

-Somos un centro increíblemente exportador de cerebros al exterior. Nuestros investigadores se tienen que ir porque no ven posibilidades de futuro en el CINN. Al no existir un mínimo de estabilidad tienen que estar trabajando siempre con cargo a proyectos de investigación que duran seis meses, un año o dos y en el caso de proyectos con empresas, se tienen que dedicar exclusivamente a trabajar en esos temas, sin posibilidad de diseñar nuevas líneas propias de investigación o simplemente colaborar con otros investigadores en el extranjero. El hecho de que tengamos que estar pagando sus salarios completamente con cargo a los proyectos de investigación supone que el 70% de todos los fondos que conseguimos competitivamente nos los tenemos que gastar en personal básico para el funcionamiento del centro. Estas personas, como no tienen una situación medianamente estable, no pueden hacer planes a medio y largo plazo. Muchos se han ido a trabajar a empresas punteras y universidades de Inglaterra, Alemania y en menos medida de España, pero también.

- ¿Qué fondos reciben?

-El CSIC paga los sueldos de cinco investigadores y dos personas de administración y gerencia. Aparte, el Principado y el CSIC cada uno aportan 70.000 euros al año para gastos de funcionamiento. De ahí tenemos que sacar para limpieza, mantenimiento, energía, calefacción, limpieza, reparaciones... Las aportaciones que captamos de los convenios con empresas privadas dependen mucho del año, pero están entre los 500.000 y el millón de euros. Los presupuestos de los proyectos se utilizan fundamentalmente para pagar contratos de personal y fungibles y quedan pocos remanentes para poder adquirir equipamiento. Hacer investigación de esa manera es muy complicado. Además, la crisis se ha notado y resulta mucho más difícil obtener contratos con empresas regionales y nacionales que del resto del mundo. Intentamos atraer talento pero claro, la falta de equipamiento auxiliar para realizar investigaciones dificulta mucho la tarea. Del CSIC somos 21 investigadores, de los cuales cinco somos personal funcionario, con lo cual el dinero de los proyectos se te va en pagar al resto del personal. Pensamos que tenemos gente de calidad suficiente para competir por plazas de la oferta pública de empleo, pero claro, necesitamos que a nivel nacional pongan al CINN dentro de los centros que pueden optar a esas plazas. Yo tengo una chica aquí, doctora, que lleva conmigo 15 años y se está presentado a una plaza de titulado superior para otro centro. Es excelente y se me va a ir a Madrid o Barcelona. Hemos formado a alguien competitivo para que se nos marche a otro centro. Así no hay manera.

- Usted también ha recibido ofertas para irse?

-Bueno si, el año pasado tuve una oferta para dirigir la École des Mines (Escuela de Minas) de París y hace dos un centro de investigación de materiales en Irlanda, pero es agua pasada, tengo problemas de salud y un compromiso personal con mis compañeros del CINN.

- ¿Se sienten defraudados por haber sido trasladados a El Entrego?

-No. Yo estoy agradecido al Principado y al CSIC por haberlo aceptado. Nos agarramos a un clavo ardiendo cuando vinimos aquí porque nos teníamos que ir de Llanera. Pero vimos la luz al venir, el lugar es espectacular y la gente maravillosa. Y hemos conseguido grandes cosas en estos tres años con un esfuerzo descomunal. En El Entrego nos encontramos francamente bien pero, la falta de infraestructura nos obliga a estar todo el día en la carretera y a avanzar muy lentamente. Si tuviéramos equipamiento, no saldríamos de aquí en la vida y atraeríamos a muchos investigadores interesados en nuestras investigaciones o bien con ideas propias a desarrollar en nuestro centro.

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