Fue una jira tranquila. Dieciocho intervenciones, menos que en anteriores ediciones, de las que sólo dos se consideran "graves". Es el balance tras la fiesta de prau en Castandiello que despidió la romería de San Pedro en La Felguera. La asistencia fue multitudinaria, con cientos de jóvenes y algunas familias. Los adultos reclaman su espacio, pero la juerga cada vez es más juvenil. De hecho, el setenta por ciento de personas atendidas en la jira eran menores.

Los voluntarios de Protección Civil velaron por la seguridad en la fiesta. La agrupación de Langreo había anunciado que no acudiría a eventos festivos como medida de presión ante el gobierno local (IU-Somos Langreo). Aseguran que nunca antes se habían sentido con tan poco apoyo de los responsables municipales. Es por eso que no acudieron a las hogueras de San Juan. Tras este anuncio, el gobierno local dio un primer paso: convocó una reunión con la entidad.

"Decidimos acudir a la jira como muestra de nuestra disposición para el diálogo y para no fallar a los vecinos", explicaron ayer desde la agrupación. Y falta hicieron porque, aún con una jira tranquila, hubo intervenciones delicadas. Las dos más graves afectaron a sendos menores: una chica sufrió un esguince grave de tobillo y un chico presentaba una intoxicación etílica. Tuvieron que ser trasladados al hospital de Riaño, tras practicarles los primeros auxilios en el puesto de Protección Civil.

El resto de intervenciones fueron de menor calado: cortes y algunos golpes por caídas en el prau. También cortes de digestión y alguna lipotimia por el calor, ya que la temperatura rondaba los treinta grados en el prau de la jira y era difícil encontrar una sombra. Los que aguantaron pudieron refrescarse luego en la fiesta de la espuma.