Es difícil llegar a Conforcos, en Aller, sin ser visto. Hay que recorrer cuatro kilómetros de carretera estrecha, desde Collanzo, para alcanzar las primeras casas del pueblo. En las últimas semanas se han producido tres robos en viviendas de la localidad pero, contra todo pronóstico, nadie ha visto nada. La última casa que asaltaron está en la zona más alta, casi a un kilómetro cuesta arriba del inicio del pueblo. Pero no hubo botín: "No teníamos nada de valor, así que nada se llevaron", señalaron fuentes de la familia. No ocurrió lo mismo con otro vecino, que denunció el robo de una importante cantidad de dinero.

El primer asalto, según los vecinos, se produjo a mediados de agosto. Ocurrió en la zona media de la localidad, en una casa que está habitada pero cuando el propietario estaba fuera. El segundo y tercer asalto ocurrieron hace una semana.

En la última casa, los ladrones desvalijaron cada armario y cada cajón. Incluso deshicieron la cama y rajaron el colchón de la habitación principal. "Da la impresión de que buscan algo de valor, esperan encontrar grandes sumas de dinero o joyas", explicaron los afectados. No recogen calderilla, electrodomésticos ni muebles.

Los propietarios de la última vivienda acudieron a la Guardia Civil para presentar denuncia. Según explicaron ayer, "nos dijeron que se está investigando en este momento". Sospechan que puede tratarse de una banda, porque siempre actúan siguiendo un patrón y buscan un perfil determinado: gente mayor, que vive sola y que puede tener dinero en casa. La alarma está en la localidad e, incluso, ha cambiado el paisaje. Los bajos de algunas viviendas lucen nuevas verjas en las ventanas.