Jorge Martínez Reverte presentó en Pola de Laviana su último libro "Gálvez y la caja de los truenos", obra de la saga que nació en 1979 con "Demasiado para Gálvez" y que alcanza su séptima entrega casi 30 años después. El Centro de Innovación y Desarrollo (Cidan) fue el escenario elegido por el periodista y escritor para congregar a un numeroso y entregado público y a una gran cantidad de amigos que no quisieron perderse el acto, organizado por "Editorial del Viento" en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas.
Reverte sufrió en 2014 un ictus, una experiencia que plasmó en el libro "Inútilmente guapo" y reconoció que cada día lucha con su padecimiento pero siempre "desde el más que necesario humor invencible, sin el cual yo no habría salido adelante". "Antes que nada quiero dar las gracias al Ayuntamiento de Laviana y a mis amigos de la Cuenca del Nalón, este lugar que ha conocido épocas turbulentas, cuya investigación me hizo enamorarme de ella", comenzó el escritor. "De esa indagación nació el libro 'La furia y el silencio' del que me siento muy orgulloso".
"Esta nueva entrega de Gálvez refleja la prepotencia de las multinacionales que solo puede combatirse con la complicidad de las instituciones democráticas", aseguró Martínez Reverte, que agradeció la presencia en el acto "de dos escritores que son además muy buenos amigos". De uno de ellos, Manolo Herrero, destacó su "extraordinario talento como escritor y la creación del divertidísimo personaje de Omaira, que protagoniza novelas pornográficas muy bien escritas". "El otro es Alfonso Corominas, un escritor primoroso que la ha tomado con las adúlteras de la literatura para escribir una obra inmensa", indicó.
"La gente quiere saber quien se esconde detrás de Gálvez, un detective tan ingenuo como impetuoso y un personaje tan mediocre que se ha metido en mi vida impostándose de tal modo que no sé como apartarlo. Y la verdad es que no sé cómo ha podido pasarme eso a mí, que tengo esa existencia tan autónoma" expresó un irónico Reverte. "Cada día, desde que tuve el accidente cerebral, me colocan un montón de aparatos y llega un momento en el que me pregunto quién soy yo, entre tanta prótesis tanta rehabilitación y tantas instrucciones. Y me cuesta averiguarlo, porque si no soy capaz de saber quién soy, ¿cómo voy a saber quién es Gálvez?".
Lo que sí parece tener claro su creador, es que "Gálvez nació viviendo con perplejidad la sociedad en la que le había tocado vivir". Del mismo modo, explicó que "llegué al personaje porque los periodistas siempre nos tomamos demasiado en serio a nosotros mismos y me parecía importante reírme de mí y de mis compañeros".
La broma final la puso el autor en boca de su mujer, Mercedes Fonseca: "les agradezco mucho que no me hayan preguntado quien es ese tal Gálvez y de paso les ofrezco un consejo gratis, si me lo permiten: si les dan a elegir no escojan ictus, quédense con susto".
