El Instituto de Educación Secundaria (IES) Bernaldo de Quirós ha añadido una nueva obra a su valiosa pinacoteca. El pintor Antonio Gil Morán (1959) ha cedido al centro una pieza de su serie "Tierra de lamentación". El artista acudió ayer a una de las salas del museo y firmó la cesión junto a la directora del instituto, Ana Esther Velázquez. "Es un privilegio para nosotros. Queremos enseñar las posibilidades de nuestros artistas asturianos", afirmó ella. Los acompañó la docente Gema Ramos.

El cuadro no es una obra cualquiera para Gil Morán. El pintor afirmó que esta obra "es una pieza muy representativa de mi carrera". La creó, añadió, "en una de las etapas más interesantes de mi obra". El cuadro forma parte de una serie que se expuso a finales de los noventa en el Museo Antón de Candás. Está pintado completamente a lápiz, pero tiene un aspecto metálico: "Eso era precisamente lo que se buscaba", afirmó el artista.

Gil Morán llamó la atención sobre la enmarcación, de hierro oxidado para completar el conjunto. Además, la pátina que cubre el lienzo parece parafina, pero no lo es. "Es un cristal opaco, para evitar los reflejos", señaló Morán.

El artista considera "un honor" formar parte de la "extraordinaria colección" del instituto. De hecho, su obra tiene ahora un lugar privilegiado: justo al lado del rinoceronte que dibujó a mano alzada William Kentridge, Premio Princesa de Asturias, durante su visita al centro en el mes de octubre. Ana Esther Velázquez afirmó que la cesión es una buena noticia "no sólo porque sea una pieza más, sino porque es una obra de un artista que aún no teníamos representado en nuestro centro". "Va a servir para mejorar esta colección nuestra, estamos contentos, orgullosos y agradecidos de la generosidad de Gil Morán", añadió.

La colección del IES Bernaldo de Quirós está considerada como la más importante de cuantas están vinculadas a centros educativos en España. Cuenta con más de 266 obras de artistas como Saura, Barjola, Chillida, Torner, Mompó, Tàpies, Navascués, Lucio Muños, Quetglas, Orlando Pelayo o Guinovart. En el centro, esperan que la colección no deje de crecer.