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Los efectos de la crisis en los valles mineros

Las regulaciones afectaron el pasado año a 110 trabajadores en Langreo y Mieres

La cifra en 2012 llegó a los 1.370 empleados

Trabajadores de Mieres Tubos, durante una protesta el año pasado. J. R. SILVEIRA

Un total de 110 trabajadores de Mieres y Langreo se vieron afectados por expedientes de regulación de empleo (ERE) el pasado año. Fueron 10 las empresas que recurrieron a este procedimiento dirigido a obtener de la autoridad laboral autorización para suspender o extinguir las relaciones laborales. La cifra está muy lejos del balance que se alcanzó en los peores años de la crisis, cuando repetidamente se superaba la barrera de las mil regulaciones anuales. ¿Esta por tanto el territorio ante lo que parecen síntomas evidentes del final de la recesión? Los sindicatos son más bien pesimistas. Parece claro que al tejido empresarial de los valles mineros le sienta mejor el traje tallado por el recuento de actividad, pero la cuestión es si se debe a que se está poniendo en forma o el detonante es que simplemente sufre de anorexia.

La secretaria general de CC OO en el Nalón, Esther Barbón, percibe una mayor estabilidad en el tejido económico local, pero estima que la crisis ha dejado dolencias que muy posiblemente tengan ya la consideración de crónicas: "Es cierto que ya no hay tantas regulaciones de empleo, pero es que durante estos años las empresas han ajustado a la baja sus plantillas con despidos masivos y ahora no tienen problemas". Pese a ello, la dirigente sindical subraya que los trabajadores siguen amenazados: "Ahora lo que hay son muchos despidos a título individual. Casi todo los días nos llegan afiliados en esta situación para recabar información sobre sus derechos".

Alto precio

En el valle del Caudal, el análisis es muy similar. Sergio Álvarez, secretario general de UGT en la comarca, indica que "las empresas medianas que hay en la comarca ya abordaron en su momento una reducción notable de sus plantillas y ahora ya no necesitan, por regla general, regular a nadie". Álvarez sostiene que los trabajadores de los centros laborales privados del Caudal, como los del resto de Asturias, han pagado un alto precio para hacer frente a la crisis: "Ahora hay menos trabajo y con salarios más bajos. El miedo ha triunfado y los empleados prefieren perder salarios a quedarse sin empleo". El dirigente ugetista recuerda que prácticamente el cien por ciento de las empresas asentadas en la comarca han tramitado expedientes de regulación durante estos últimos años: "La única firma que ha logrado sortear la recesión sin ajustes de empleo es Asturiana de Laminados, que incluso ha crecido", subraya Álvarez haciendo referencia a la "excepción que confirma la regla".

Tras el recuento de regulaciones de años anteriores, los 110 trabajadores regulados en Mieres y Langreo durante 2017 no parecen muchos. El cómputo es ligeramente peor en el municipio cabecera del Caudal, con 66 empleados regulados en seis empresas. En Langreo la cifra se queda en 44 regulaciones repartidas en cuatro centros laborales.

Desde un punto de vista estrictamente cuantitativo, el balance de 2017 resulta casi insignificante si se engloba en el marco general de la crisis. Más de 5.500 trabajadores y 350 empresas de Mieres y Langreo se vieron afectadas por expedientes de regulación de empleo desde el inicio de la recesión. Así se desglosa del informe realizado por la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei) sobre los ERE resueltos por la autoridad laboral autonómica.

La tendencia ha ido reduciéndose paulatinamente desde 2012, considerado como el año álgido de la crisis, y en el que los ERE afectaron a más empresas, concretamente 88, frente a las 48 compañías afectadas en 2009, cuando comenzaba la crisis, si bien fue en ese primer año cuando más trabajadores se vieron afectados por estas regulaciones, 1.370.

Evolución

Los datos correspondientes, por ejemplo, a 2014 ya arrojaban una sensible mejoría, con un total de 545 trabajadores regulados y 44 empresas inmersas en este proceso planteado para evitar el cierre. Aquí se enmarcaba, entre otros, el ERE de Mieres Tubos, la antigua Perfrisa. La factoría ubicada en Sueros mantenía regulados por entonces al total de su plantilla, más de 60 empleados. Se trata de un ejemplo clarificador de que la reducción de los expedientes tiene varias lecturas. El mes pasado los trabajadores dejaron finalmente de engrosar la bolsa de regulaciones. Fueron despedidos.

La antigua Perfrisa, ya con su últimos trabajadores en casa, pronto iniciará el proceso de liquidación tras muchos meses esperando en vano la llegada de un inversor salvador. El alcalde de Mieres lamentó tras conocerse el drástico desenlace lo que definió como "una muerte anunciada". Aníbal Vázquez se mostró descorazonado ante lo que parece la inevitable desaparición de una empresa histórica que, a su juicio, y al de los sindicatos, " era viable y tenía posibilidades de seguir adelante si sus dueños no hubieran puesto tantos impedimentos". El administrador concursal considera que a estas alturas es casi inviable que se pueda cerrar un acuerdo de compra que permita la continuidad de la actividad empresarial en Mieres Tubos. De hecho, según ha podido confirmar este diario, el único interés que a estas alturas suscita la antigua Perfrisa proviene de inversores interesados en su desmontaje.

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