La del pozo Emilio fue la mayor tragedia minera de los últimos años. El accidente tuvo lugar en torno las 13:25 horas del 28 de octubre de 2013. Fue en un taller subterráneo de extracción de carbón ubicado en la Planta 7.ª, ala Este del Macizo o Pozo 7.°. Según el propio escrito del fiscal, el fatal suceso, que se cobró la vida de seis mineros y dejó heridos otros ocho, se produjo por "una invasión masiva de grisú o metano en el citado taller, llegando el contenido de metano en el lugar al 95%, reduciéndose el nivel de oxígeno por debajo del 1 %, y que provocó la muerte inmediata de los seis trabajadores que en ese momento se encontraban en el taller". Entre ellos el asturiano José Luis Arias, de 45 años, además de sus compañeros José Antonio Blanco (43), Juan Carlos Pérez (41), Manuel Antonio Moure (40), Orlando González (44), y el más joven, Roberto Álvarez (36). Otros ocho trabajadores resultaron heridos graves.

En su escrito de acusación, el fiscal señala que el accidente era "previsible y evitable", y subraya entre otras cosas que "la ventilación del taller en el que ocurrió el accidente era insuficiente e inadecuadamente ubicada". También apunta a un deficiente sistema de seguridad en el pozo y a que se permitió seguir trabajando pese a los altos valores de grisú.