El francés Albert Robida (1848-1926) dedicó buena parte de su impulso creativo a la caricatura y la ilustración, pasiones que combinó con la escritura de obras de anticipación en las que imaginó con todo acierto algunos derroteros de Occidente. Si sus magníficos dibujos sólo son recordados por especialistas, sus obras de anticipación -y en particular Le vingtième siècle, La guerre au vingtième siècle y La vie électrique- le han valido una segunda vida muchos años después de la muerte, ya que en ellas tienen cabida certeras intuiciones como el nuevo papel de la mujer o la amenaza medioambiental. En esta vena ecologista, y desplegando grandes dosis de humor, se inscribe En lo alto de la torre, una de sus obras menos conocidas. Bienvenidos a la historia del vigilante de la torre de Flyssemugue, a quien los 425 escalones que lo separan del suelo le vuelven cada vez más reticente a bajar y le llevan a construir en las alturas un mundo paralelo y secreto que hasta incluye sus propios huerto y arroyo.