Valencia, Agencias

El título de Copa no fue suficiente aval y el 5-1 sufrido en San Mamés ante el Athletic resultó la gota que colmó el vaso de la paciencia de la directiva del Valencia. El holandés Ronald Koeman era destituido en la noche de ayer y Salvador González Marco, «Voro», hasta ahora delegado del equipo, se hará cargo del banquillo en los cinco partidos que restan de la presente campaña.

Koeman deja el Valencia junto a sus colaboradores José Mari Bakero y Toni Bruins. No serán los únicos. El club también ha decidido el cese del director deportivo, Miguel Ángel Ruiz, y del secretario técnico, Antonio Fernández. Revolución total ante el fracaso del «proyecto Koeman».

El consejo de administración del Valencia se reunió en la tarde de ayer para estudiar el caso, pero la salida de Koeman ya estaba tomada de antemano. De hecho, a los once de la mañana comenzaba una reunión en las oficinas del club en la que estaban el presidente, Agustín Morera; el vicepresidente deportivo, Rafael Salom; el consejero delegado, Jesús Wollstein, y el responsable de los servicios jurídicos y secretario del consejo de administración, José Pastor. Posteriormente, se sumó a la reunión Voro, quien aceptaba coger las riendas del equipo en el difícil final de temporada de los valencianistas, a dos puntos del descenso, y pasadas las nueve de la noche llegaba Koeman, a quien comunicaban su destitución.

El holandés tenía un contrato blindado hasta junio de 2010, por lo que el Valencia le tendrá que pagar íntegras las fichas de las dos próximas campañas. En total, Koeman costará al Valencia unos 10 millones de euros (incluidos los dos pagados al PSV Eindhoven por traerlo en noviembre) por cuatro meses y medio de trabajo, desde que cogiera el equipo, el 6 de noviembre, tras la destitución de Sánchez Flores. El Valencia era cuarto, con 21 puntos, y, 22 jornadas después, lo deja decimoquinto, con 39.

El holandés tomó de salida dos decisiones polémicas: «desterró» a Albelda, Cañizares y el asturiano Angulo, y cambió el 4-4-2 histórico del equipo por un 4-3-3 que los propios jugadores no tuvieron inconveniente en criticar en público. De hecho, la final de Copa se jugó con un 4-4-2 por imposición del grupo, con Baraja, Marchena y Villa al frente.