La etapa reina de esta edición de la Vuelta a Asturias, como ya nos venía acostumbrando en años anteriores, volvió a ser interesante y decisiva.

Nadie se esperaba lo que sucedió en la etapa de ayer. Una fuga de 18 corredores, uno de ellos a 3:20 en la general. Cualquiera hubiera pensado que eran demasiados para consentirla, pero Zeferino confió en su bloque y controló la carrera a la perfección.

Dejó tiempo a los escapados, tensó la carrera en El Connio para recortar tiempo al pelotón principal, pero manteniendo a todos sus corredores en el mismo; en la bajada ralentizó el ritmo permitiendo que la fuga volviese a ganar tiempo seguramente con el objetivo de que llegasen a meta y así no permitir una hipotética llegada al sprint con Garzelli e impedirle así coger bonificaciones.

Ya en el Acebo pudimos vivir dos carreras diferentes: Una, la disputa de la etapa entre Tomasz Marczynski y un combativo De la Fuente. El primero ganó la etapa con un sorprendente ataque antes de llegar a Cangas, manteniendo un ritmo constante en la subida, y David también subió al podio a buscar el maillot de la montaña y la intervuelta. Justo premio para dos personas que animaron la jornada de ayer. La segunda carrera venía un poco más atrás y se jugaban nada menos que la general.

Un ataque en el inicio de la subida de un resurgido Koldo Gil dejó ver flaquezas en el pedalear de Garzelli, así que L. A. Aluminios no dudó en poner a todos sus efectivos a tope. Primero, Pires y después Tondo hicieron un trabajo maravilloso a favor del líder, Vicioso, que realizó una excepcional ascensión al Acebo, donde únicamente perdió unos segundos con el ganador de la pasada Vuelta a Asturias, Koldo Gil. Garzelli desfondado, perdía más de 10 minutos en la meta dejando así el podio de la general copado por los corredores del L. A. Aluminios.

Ahora, sólo nos queda por ver la etapa de hoy, que seguramente va a ser muy disputada y donde se verá un ciclismo de ataque desde el kilómetro 0 como llevamos viendo desde que se inició la ronda asturiana.