Gijón, Nacho AZPARREN

Su llegada a Mareo despertó una expectación inusitada. Dos japoneses con las maletas a cuestas fue una postal demasiado pintoresca como para pasar desapercibida. Atsushi Hotari, de 28 años, llegó a Asturias tras 27 horas de viaje desde Tokio y lo primero que hizo fue desplazarse a Mareo para ofrecer sus servicios al Sporting. Lo hizo acompañado de Taisuke Kotani, periodista deportivo de enorme fama en Japón que quedó enamorado de España durante la disputa del Campeonato del mundo de fútbol de 1982. Entonces conoció al asturiano Ramón Camino, ex directivo del Real Oviedo en 1980, y por aquel entonces secretario general del comité organizador del Mundial 82. Desde entonces la colaboración entre los tres ha sido habitual.

La pareja de japoneses y el asturiano Ramón Camino fueron recibidos ayer al mediodía por el Presidente, Manuel Vega-Arango, y el jefe de los servicios médicos del club, Antonio Maestro. Hotari conocerá el próximo lunes al fisioterapeuta del primer equipo, Lorenzo del Pozo, y colaborará durante una semana con el club rojiblanco. Su novedosa técnica se basa en la acupuntura, medicina tradicional asiática consistente en insertar agujas en el cuerpo para restaurar la salud del paciente.

Pero no es ésta su primera experiencia con el fútbol europeo. Hace un año, el propio Camino les abrió las puertas del Real Madrid a Hotari y Kotani para mostrar sus dotes al doctor Del Corral. «Uno de los entrenadores de la primera plantilla sufría un fuerte dolor en la rodilla», recuerda Kotani; «pero tras unas horas en las manos de Hotari quedó como nuevo. No se lo podía creer». El acupuntor pudo incluso poner en práctica sus técnicas con el central Metzelder, aquejado de fuertes dolores en la espalda, con una mejoría notable. Anteriormente a la experiencia en el Madrid, la amistad de Kotani con el entrenador del Werder Bremen, Thomas Schaaf, le había dado una posibilidad a su amigo en el club bávaro.

Así, durante la próxima semana, los jugadores sportinguistas con dolencias tendrán la posibilidad de pasar por las manos de Hotari y sus remedios poco ortodoxos. Seguro que con las técnicas del japonés y la salvación en el bolsillo, las penas serán menos penas.