Oviedo, Nacho AZPARREN

La superioridad mostrada por el Pontevedra en la última eliminatoria de ascenso supuso un terremoto de dimensiones desproporcionadas en el club azul. El despertar del sueño lo hizo acompañado de un sentimiento de desconfianza. Quizás fue Dámaso Bances, presidente del club, el más expresivo. «A los jugadores les ha faltado algo de carácter», explicó horas después de la eliminación. El oviedismo comprendió que la plantilla era potente, pero no lo suficiente como para ascender a Segunda. El Pontevedra, con jugadores experimentados y oficio, había puesto al Oviedo en su sitio y la dirección deportiva tomó nota rápidamente.

Y bajo estos mismos presupuestos los técnicos se pusieron a construir el nuevo proyecto azul. Los fichajes insinuaban por donde iban los tiros y la pretemporada se ha encargado de confirmar las sospechas. El perfil de los nuevos responde a un canon determinado: jugadores con experiencia en la categoría que impriman al equipo una dosis extra de competitividad. Al engranaje ovetense sólo le faltan tres piezas por llegar (un portero, un lateral izquierdo y un pivote), pero la idea parece cada vez más integrada en el juego. Las conclusiones de la pretemporada muestran un Oviedo apto para competir, ahora le toca refrendarlo en la Liga.

t Menos brillantez, más solidez. En un ejercicio de sinceridad Pichi Lucas expresó lo que muchos aficionados ya intuían. «El equipo es menos brillante que el año pasado, pero más compacto», dijo la semana pasada. La experiencia reciente y el cambio de grupo ha hecho que el técnico cambie sus preferencias: ahora, la idea número uno es no recibir goles. Con la calidad ofensiva, las ocasiones caerán por su propio peso. Eso sí, hay algunos principios que son innegociables. «Todo pasa por tener el balón», señaló el berciano.

t La solución de los tres pivotes. Lo que parecía una solución momentánea se ha convertido en una posibilidad más. Pichi Lucas ha probado desde el comienzo de la pretemporada con Jorge Rodríguez por detrás de los dos pivotes habituales y el gallego se ha ido entonando con el paso de los minutos. Habrá partidos en los que los azules deberán proteger especialmente el centro del campo y Lucas podría abogar por esta solución. La presumible llegada de otro pivote reforzaría esta posibilidad.

t Seguridad defensiva. El primer paso para construir un equipo campeón es gozar de una defensa competente. La reconstrucción comenzó bajo este postulado con la llegada de jugadores que dan un salto cualitativo a la retaguardia carbayona. López Ramos y Negredo están llamados a mandar en el centro de la defensa siempre que el estado de Gonzalo no sea el óptimo. Víctor Díaz y Richi llegaron para reforzar los laterales. Las consecuencias ya se han podido constatar. El equipo ha dejado a cero su portería en cinco de los nueve encuentros de pretemporada y, salvo el partido ante el Marino, el trabajo defensivo ha rozado el sobresaliente.

t El papel del Vetusta. La pretemporada ha puesto de manifiesto que la anunciada apuesta por el filial tiene una traducción práctica. Algunos activos como Artabe o Ernesto serán importantes piezas de recambio en el primer equipo. Además, el club ha estado acertado con las incorporaciones. Yoni y Prosi han demostrado que pueden ser útiles en muchos momentos de la temporada. El futuro inmediato del club parece asegurado.

t Los últimos detalles. A escasas 48 horas de que la competición eche a andar, a Pichi Lucas aún le quedan algunas piezas por encajar. Tres concretamente. En las próximas horas el club tratará de cerrar la llegada de un portero, un lateral izquierdo y otro pivote. Estas tres incorporaciones terminarán por configurar el aspecto final del nuevo Oviedo. Un equipo con un único objetivo en mente, el ascenso. Y para ello ha optado por una plantilla competitiva.