Oviedo, Mario RODRIGO

El Oviedo Baloncesto tomó impulso en su nueva categoría, la LEB Plata, golpeando con autoridad a un Prat Joventut que se pareció mucho más a un debutante que el equipo que realmente lo era, el local. Aparte del triunfo, que siempre es importante para coger confianza, el Oviedo mostró muy buenas señales. Por ejemplo, que parece haber acertado apostando por la continuidad del bloque del ascenso (Rubén Suárez y Adrián Macía estuvieron sensacionales en todas las facetas del juego). Además, los refuerzos desconocidos, O´Leary y Ratzsch, dieron lecciones de sensatez en la cancha y de saber jugar a esto. El otro, Javi Román, estuvo apagado por las tempranas faltas, pero no necesita presentación.

El cóctel resultó lo suficientemente explosivo como para desdibujar a un Prat cargado de chavales internacionales en distintas categorías, pero falto de fuelle para parar los impulsos locales. De entrada parecía que los catalanes se hacían fuertes con una presión atosigante y mucha presencia bajo los aros, pero fue un espejismo. La entrada en cancha de Tate rompió los esquemas y dos triples suyos, uno contra la zona visitante y otro en los últimos segundos, daban al Oviedo una ligera ventaja al final del primer cuarto (19-18).

Los locales aceleraron en el segundo parcial, con un acierto anormal en los lanzamientos desde la nueva línea de 6,75 que terminó de descentrar al filial del Joventut. Hasta Parada, un jugador voluntarioso y de buenos movimientos pero de escaso tamaño, volvía locos a los pivots visitantes. Con 41-28, un tiempo muerto de Carles Durán puso las pilas a los suyos, que acabaron el cuarto con posibilidades reales de dar la vuelta a la situación (43-36).

Sin embargo, tras el descanso el que salió como una moto y dispuesto a liquidar el asunto por la vía rápida fue el Oviedo. Apretó las líneas defensivas y los jóvenes visitantes se derritieron como azucarillos. Adrián Macía mostró unos detalles de calidad impropios de las categorías en las que ha jugado y Ratzsch anotaba y trabajaba con la regularidad de un madelman.

Viéndose perdido, el Prat intentó de nuevo una zona que por momentos dio resultado, pero que fue cortada de raíz por un tiempo muerto de Alfredo Riera con 59-45. A partir de ese momento, Rubén encontró las grietas de la zona catalana, por donde Adrián se filtraba como una anguila, para sentenciar el partido. De ahí al final, fiesta de los locales, que olvidaron la amarga derrota de Andorra y preparan ya la visita a Illescas. Allí no será tan fácil.