Oviedo, M. D. B.

En dos minutos el Barcelona convirtió una plácida tarde de septiembre en una pesadilla. Se pegó un tiro en el pie, con el empate a dos como mejor ejemplo, tras un grave error de Villa. Pasar del 0-2 al empate dejó tan tocado al Barça que ni siquiera la entrada de Messi e Iniesta lo solucionó. La Real, crecida, enseñó el camino para que la Liga no sea un paseo triunfal de los dos grandes.

Pudo ser el virus FIFA, el exceso de confianza o la maldición que parece perseguir a Guardiola en Anoeta, un campo que se resiste a la supremacía azulgrana. El caso es que el Barcelona pegó ayer el petardazo de todos los inicios ligueros. Y eso que a los diez minutos parecían solucionados todos esos problemas con dos goles calcados, producto de la habilidad barcelonista para romper la defensa en línea realista. O precisamente por eso. El Barça se sintió tan cómodo y la Real tan desgraciada que durante muchos minutos no hubo partido. Sólo un inmenso rondo azulgrana.

Las cosas empezaron a complicarse para el Barcelona cuando se lesionó Alexis, un intérprete privilegiado del juego que más daño le podía hacer a la Real. El chileno había regalado a Xavi el 0-1 tras un envío de Cesc a la espalda de la defensa. Un suspiro después fue Xavi el que encontró a Cesc, que quiso ceder a Pedro el honor del gol, pero acabó por hacerlo suyo tras el rechace de Bravo. Sin despeinarse, con Mascherano, Iniesta, Messi y Villa en el banquillo, el Barça podía ponerse a pensar en el Milán.

Grave error. El rondo en que se convirtió el partido, siempre en campo de la Real pero sin intención de buscar a Bravo, durmió a todo el mundo. En ese tramo, lo mejor del Barça fue su presión adelantada, que le permitió tener siempre el balón. La Real no disparó a puerta hasta el minuto 43. La segunda vez fue gol. La tercera, también, pero esta vez con estrambote. Villa retrasó un balón a lo loco, Agirretxe se rifó a Valdés y su disparo lo desvió con la mano Busquets al larguero. Griezmann, pillo, evitó polémicas mayores y reventó el partido. Messi, que ya estaba calentando, no tardó en salir. Pero con sus compañeros noqueados y los rivales crecidos, la magia de Leo esfumó. Incluso vio la amarilla por lo que Mateu interpretó como una simulación de penalti en el último suspiro.

t Alexis, roto. El chileno Alexis Sánchez podría estar de seis a ocho semanas de baja por la rotura muscular que sufrió en los isquiotibiales.