La plantilla del Avilés está muy comprometida con los objetivos que se marcó el club para esta temporada, pero el portero David Alemán y el central Jeffrey van más allá y colaboran con el club echando una mano con la escuela de La Toba. Otros jugadores del primer equipo, como Abraham, Imanol y Hugo Reguero, también apoyan a otros conjuntos avilesinos.

Jeffrey hace tiempo que quería estrenarse como entrenador y ahora encontró la ocasión. «Tengo tiempo y ganas, así que probé porque tampoco quería estar si no podía aportar nada. Al club le gustó y a mí también, y estoy encantado con mi primera experiencia en los banquillos», comentó. El central empezó en el infantil B, pero ahora está de segundo de Alfredo en el cadete B y tiene en el horizonte el sacar el título de entrenador.

El futbolista blanquiazul es muy temperamental en el campo, pero asegura que en el banco es tranquilo. «Yo sólo me dirijo a los jugadores. Les doy algún grito para que mejoren porque no me gusta perder nunca, y alguna vez hay que gritarles porque a esta edad tienen la atención en otras cosas», explicó, para añadir: «Hay que reconocer que ponen ganas y que están mejorando». El equipo juega en Segunda y está en el buen camino para salvar la categoría, puesto que está a siete puntos del descenso. «El pasado fin de semana me jugaba la cabeza, menos mal que ganamos al Gijón Industrial (4-2), porque igual me cesaban», comentó entre risas.

Alfredo, su «jefe», ve en Jeffrey a un futuro técnico «al cien por ciento». «El equipo está pasando una mala racha, pero está mejorando bastante y él aporta el máximo para sacar las cosas adelante; además en el banquillo es tranquilo. Estoy muy contento con su colaboración», aseguró.

David Alemán llegó esta temporada desde el Pájara Playas de Jandía y está totalmente integrado en el club y en Avilés. El jugador se enteró de que Jorge Sariego, el entrenador de porteros, necesitaba ayuda en la escuela y no dudó en presentarse como voluntario. Lo primero que hizo fue sacar el título básico de técnico de porteros y se pasa por La Toba tres veces por semana en lo que es su primera experiencia como entrenador. Sariego destaca su predisposición para aprender. «Yo le preparo el trabajo y él lo hace muy bien porque tiene mucho interés. Hace técnica de base y estoy encantado con él».

El portero canario es uno de los jugadores más valorados en el vestuario. Su permanente buen humor y su afán por trabajar y superarse cada día le granjearon el reconocimiento del club y de sus compañeros. «Quiere aprender y da el máximo siempre», comenta Sariego, que es también su entrenador.