«En Oviedo se estarán cagando en mi madre». Jorge Perona abandonaba feliz el césped del Heliodoro Rodríguez López rodeado de los periodistas locales. El valenciano había sido una de las grandes novedades en once de Medina y respondió con la mejor de las medicinas: tres goles que dejan al Tenerife a dos puntos del «play- off» cuando sólo restan dos jornadas en el calendario.

Y eso que Perona no había gozado de muchas oportunidades con Medina en el banquillo. En la dolorosa derrota ante el Atlético de Madrid B, Perona se había quedado en el banquillo. Ante el Oviedo, el duelo tenía bastante de reivindicación personal.

Perona se convirtió en el verdugo de las opciones de ascenso del Oviedo. El delantero chicharrero ejecutó su 12.ª, 13.ª y 14.ª volteretas en la Liga ante su ex equipo, aquel para el que había marcado goles en la última temporada y media. «Le deseo lo mejor al Oviedo. Tengo muchos amigos allí y me gustaría que se metieran en el "play-off"», declaró el delantero, héroe local y verdugo de su ex equipo en una tarde redonda para sus intereses.