Otro éxito más se suma a la inacabable racha de triunfos del actual deporte español, esta vez en balonmano. La selección nacional junior dirigida con mano maestra por el técnico gijonés Alberto Suárez se proclamó recientemente campeona de Europa de esta categoría y con ello cierra una trilogía de éxitos que será muy difícil de repetir, con un claro paralelismo con los del fútbol español que dirige Vicente del Bosque. Primero fue la medalla de plata que tan injustamente les ganó Croacia hace tres años, luego la plata del Mundial ante Dinamarca que nos ganó por un sólo gol y ahora este oro en el Europeo tras golear precisamente a Croacia, 34-21, en la final, tomándose la revancha de la final anterior.

Conozco a Alberto Suárez desde hace más de 30 años, cuando era el delegado del equipo juvenil del Colegio Noega, haciendo un tándem magnífico con el técnico gallego José Manuel Rouco. A ambos los llevé con la selección asturiana juvenil al Campeonato de España por autonomías, en el que fueron todo un hallazgo positivo. Le recuerdo con su enorme cronógrafo multiusos y su pequeña agenda en la que apuntaba todo aquello que le decíamos y mucho más que sólo él veía. Era un joven tímido, reservado y serio, pero muy trabajador, eficiente y despierto, pendiente siempre de todos los detalles. Hoy se ha convertido en uno de los entrenadores jóvenes españoles de más éxito y de mejor futuro. Más tarde empezó a entrenar a los equipos base del colegio y ahí entrenó, entre otros, y durante diez años seguidos a Alberto Entrerríos, que con el tiempo se convertiría en uno de los jugadores más carismáticos de la historia. Juntos emigraron al Naranco de Oviedo ayudando a Falo Méndez a conseguir primero el ascenso a Asobal y luego el Campeonato de España junior, título que luego repitió con el Deportivo Gijón. Tuvo el valor y el acierto de marchar fuera de Asturias en busca de mejores oportunidades y como si nada, en cuatro años, logró dos nuevos ascensos a Asobal, con el Alcobendas y luego con el Logroño. Aquí comienza su colaboración con la Federación Española de Balonmano y sus distintas selecciones. Primero con la promesas, luego con la juvenil, con la que ganó brillantemente el torneo internacional de París, llevando siempre un mismo grupo de jugadores con los que ahora acaba de ganar el Europeo junior.

Otro paralelismo que le une con la selección de fútbol son las características de sus jugadores, porque la suya es también una selección de bajitos jugones, cortos de estatura, pero con un gran talento. En ataque juegan de memoria porque llevan ya más de 100 entrenamientos juntos y en defensa se emplean a fondo con un sistema 5-1, pero adaptándolo a los diferentes equipos a los que se enfrentan de forma que hace unas defensas alternativas. En esta selección juegan el hijo de Talan Dusjevahiev y el lateral corverano Álex Costoya. Sólo les falta ganar el Mundial junior del próximo año. Luego que Valero Rivera se retire porque a Alberto le pueden otorgar la selección absoluta, pero de eso ya hablaremos.

Mientras tanto dirigirá al Gijón Jovellanos, al que seguro va a intentar llevar a las más altas cotas, colabora a su vez con la Federación Asturiana de la que es su director técnico y entrena a la selección junior. No está nada mal para un entrenador diferente y original que jamás jugó al balonmano y que llegó a este deporte porque todos sus amigos lo hacían. Su éxitos echan por tierra esas teorías que afirman que no se puede ser un buen entrenador sin haber sido antes buen jugador, mentira. Ahora, con el oro colgado al cuello, se lo rifan los equipos de postín, pero tiene claro que aún hay mucho que hacer Gijón. Salud y suerte es lo único que necesita. ¡Enhorabuena amigo!