Oviedo, Mario D. BRAÑA

Asturias abrió la senda del oro del deporte español en Pekín y puso su granito de arena en el cierre de Londres. En los dos casos intervino el factor sorpresa. Samuel Sánchez no era la primera opción del equipo de ciclismo en ruta en 2008. El «Elliot» de Ángela Pumariega partía con muy pocas opciones siquiera de meterse en la lucha por las medallas. Samu fue el único oro asturiano hace cuatro años y Pumariega, en los Juegos que se cerraron ayer. Gracias a ella y a la también gijonesa Jessica Alonso, bronce con la selección de balonmano, la representación asturiana pegó un buen subidón en el último momento.

Desde el punto de vista asturiano, los Juegos de la XXX Olimpiada fueron como una caja de sorpresas desde el primer día al último. Mata y Adrián, que parecían una opción clara de podio por el inmejorable momento del fútbol español, arrancaron mal y acabaron peor. No sólo quedaron eliminados en la fase de grupos -algo inimaginable con Japón, Honduras y Marruecos como rivales- sino que fueron incapaces de marcar un solo gol en tres partidos. Su caso vino a demostrar que los Juegos no son el mejor escaparate para el fútbol. Selecciones secundarias, como Japón, llegaron muy lejos y el título fue para México, otro país que nunca ha cuajado en los mundiales.

Otro asturiano que apenas pudo disfrutar de su experiencia olímpica fue el boxeador Jonathan Alonso, eliminado tras los nueve minutos de su combate con el iraní Mehdi Tolutibandpi, de dieciseisavos de final. Al asturiano, de origen dominicano, le llegó un poco pronto, con sólo 21 años, una cita que requiere, entre otras cosas, mucho temple y experiencia. Dos cualidades que ha demostrado sobradamente el tirador Jorge Llames en su ya larga trayectoria deportiva. Pero un par de errores en su primera tanda de clasificación le alejaron de la final, objetivo mínimo del avilesino para sus primeros Juegos.

El balance, lógicamente, va en función de los precedentes y de las expectativas. Las de Raúl Entrerríos y Juan Fernández eran muy altas, tras el bronce y la plata, respectivamente, de Pekín. Por eso quizá sus despedidas fueron las más traumáticas. Juan Fernández, que pasó del papel secundario de hace cuatro años a la titularidad en una de las potencias del hockey mundial, se vino abajo tras consumarse la eliminación, en un polémico final de partido frente a Gran Bretaña.

El desenlace del torneo de balonmano revaloriza el papel de la selección masculina de balonmano, muy renovada respecto a anteriores competiciones. Tras una fase de grupos aceptable, en el que cumplió las expectativas, un desliz de la selección francesa adelantó a cuartos de final el cruce menos deseado. Y aunque ahí sí, el equipo de Valero Rivera dio su mejor imagen, no fue suficiente para sorprender a la selección campeona de todo. Un solo gol, en el último segundo y tras un rebote afortunado, puso la frontera entre el éxito de la lucha por las medallas o la decepción de una marcha precipitada.

Fue precisamente la aduana que supieron cruzar las chicas del balonmano. Como ha ocurrido durante este último ciclo olímpico, la generación de la que forma parte Jessica Alonso ha sabido estar en el sitio justo en el momento oportuno. Y ese día fue el de cuartos frente a Croacia, el del mejor partido del equipo de Jorge Dueñas. Un triunfo que les permitía tener dos balas en la recámara. Fallaron con la primera, frente a Montenegro, pero se levantaron para agarrar el bronce el sábado y colgarse un bronce. La lesión de Carmen Martín permitió a Jessica demostrar su ascendencia en un equipo que conquistó a todos por su garra y constancia.

Poco antes, otra gijonesa hacía historia a unos 200 kilómetros de Londres. En 2009, cuando la vela para ella era sólo una distracción de fin de semana, Ángela Pumariega no podía ni imaginarse que iba a ser olímpica tres años después. Así que lo de subirse al podio, ni en los mejores sueños. Pero, gracias a una especie de conjunción astral, formó con las gallegas Tamara Echegoyen y Sofía Toro un equipo indestructible. En un tiempo récord consiguieron poner su «Elliot» entre los mejores de la clase «Match Race» y, puntito a puntito, el sábado se le abrieron las puertas del Olimpo.