Gijón, Víctor RIVERA

Cuando las turbulencias arrecian, la prioridad del comandante es mantener la estabilidad de la nave. Manuel Vega-Arango no es aficionado a cambiar de caballo a media carrera. Muy pocas veces ha despedido a un entrenador durante la temporada. Lo hizo la campaña pasada con Manuel Preciado, tras el primer partido de la segunda vuelta y después de haber retrasado el momento mucho más allá de lo razonable. Han cambiado el entrenador y la categoría, pero la receta es la misma. Manuel Sánchez Murias será el entrenador del Sporting el próximo sábado (18 horas) ante el Alcorcón. Esto parece seguro. Otra cosa es valorar la suerte del entrenador si se produce una nueva derrota ante los madrileños en El Molinón.

No es un ultimátum y no se plantea en esos términos. El consejo sigue creyendo en la capacidad del entrenador para llevar la nave a buen puerto y el mal inicio se asocia más con un problema de actitud en una plantilla con calidad suficiente como para haber rendido mucho mejor. Habrá que valorar también el juicio de El Molinón. Los que piden la cabeza del técnico hacen mucho ruido, pero el sector mayoritario mantiene su confianza en Manolo. La reacción de la grada en el caso de una nueva derrota será determinante para la suerte del técnico.

Tras la derrota ante el Elche, el Sporting viajó a Valencia donde pernoctó. En la mañana de ayer se celebró una suave sesión de entrenamiento antes de emprender el viaje de regreso a Asturias. Entre medias, el presidente, Manuel Vega-Arango, mantuvo una conversación con Manolo. El mensaje fue de tranquilidad. No se trató de una ratificación. El dirigente quería conocer de primera mano el estado de ánimo y las sensaciones que anidan en la cabeza del técnico. Manolo le reiteró su confianza en el equipo y en que esta plantilla aún está a tiempo de alcanzar el objetivo. A cambio recibió sosiego. El dirigente tranquilizó al técnico con palabras de confianza que deben traducirse en hechos.

Los gestores del club entienden que un cambio de técnico no sería la solución. Lo que se pide un ejercicio de profesionalidad a la plantilla. Actuaciones como la del primer tiempo ante el Elche no son tolerables y, aún así, la derrota llegó de nuevo por dos errores individuales. Nadie cuestiona los métodos de trabajo, ni los planteamientos del entrenador; lo que ha estado bajo sospecha desde su nombramiento es su capacidad para calar en el vestuario.

Manolo afronta el mayor reto de su incipiente carrera como técnico y los primeros pasos los está dando sobre arenas movedizas. El proceso de maduración se ha acelerado a la tremenda y el técnico debe encontrar la mejor manera de gestionar esta crisis y de devolver al equipo a la normalidad. Una derrota ante el Alcorcón sería difícil de digerir para el sportinguismo y, por ende, para los que mandan en el club.