Las campanas de la página web rojiblanca anuncian el cierre de la cesión del sevillista Bernardo al Sporting. Un defensa para parar las aguas del olvido de los goles encajados antes de las dos últimas victorias consecutivas en casa. El defensa viene bien a un equipo que aún aparece en los resúmenes televisivos de las anécdotas de la pasada temporada. Se ve, por ejemplo, a Clemente en aquella nefasta actuación que tuvo en la sala de prensa con un estimado colega. Aquello le costó más caro de lo que pueda parecer porque la tensión que rechaza Florentino Pérez, el presidente del Madrid, se ve mal en muchas otras partes. Clemente, que no salvó al equipo del descenso pero que mostró su mano de buen entrenador, no supo medir las consecuencias de un gesto deleznable que, recordado en televisión ahora, seguro que lo abochorna. Dentro de un año, salvo milagro veraniego, no volverán a salir anécdotas del Sporting en los resúmenos televisivos obligados en estos días vacacionales por obra y gracia, entre otros, de Manolo Sanchís, histórico dirigente del sindicato en los días en que se negoció el primer convenio colectivo de los futbolistas. La comparación con la Liga inglesa siempre es inevitable en estas fechas, pero en Alemania paran por el frío y en Francia por las mismas razones que en España: por exigencia de los futbolistas. Cada casa es un mundo.

Como son un mundo las historias que se van contando por ahí sobre la realidad del Real Madrid. Ahora resulta que Casillas y Louro, que nada tiene que ver con el pontevedrés Antón del mismo apellido, no se hablan desde hace dos meses. Si uno es entrenado por el otro sin palabras, ya se explican los posibles fallos del capitán cuando los rivales chutan a la portería blanca. Horas después de conocer el mutismo de ambos protagonistas, se conocen las declaraciones de Pepe en Portugal, donde confiesa que los portugueses del Real Madrid se sienten perseguidos. Lo que dice Pepe no es ninguna novedad porque todo portugués que se precie se siente así en España. Es una sensación histórica que nada tiene que ver con la agresión a Casquero que hizo pensar al defensa blanco en dejar el fútbol. No sería para tanto la sensación que afectaba al futbolista.

Sobre las declaraciones de los portugueses del Madrid sólo queda pendiente una cuestión: descubrir si están autorizadas y visadas por Mourinho y de las Alas Pumariño. La estrategia de la tensión del entrenador portugués, que no es la única conocida porque hay alguna otra muy simpática, va en contra de los intereses de Florentino Pérez, que se va a China a escapar de la permanente polémica que inspira el hombre en el que tiene puestas todas sus complacencias. La fórmula no le acaba de salir al presidente.

Hay otras muchas fórmulas, pero la más simple parece ser aquella en la que aparece un Messi, se echa un equipo a la espalda y lo lleva a lo más alto en todas las competiciones . Con un Messi en el campo, bien pagado y bien acompañado, no hay problemas de entrenador ni de rechazo popular ni de urgencias históricas.