El primer problema de la temporada se le plantea a José Ramón Sandoval, entrenador del Sporting, en forma de rotura de fibras del capitán Roberto Canella, baja para Ponferrada donde espera un equipo forjado a pulso por Claudio Barragán, aquel delantero centro del mejor Deportivo. Baja para Ponferrada y para algún partido más, aunque los doctores rojiblancos se reservan el pronóstico en público, que en privado seguro que lo tienen, para cumplir las nuevas normas que emanan de la superioridad que no quiere que se sepa lo que duran las bajas de los jugadores. La lesión de Canella deja al entrenador dos opciones: Lora a la izquierda y Luis Hernández a la derecha o Lora en su sitio natural y Álex Menéndez, al suyo, que es el lateral izquierdo. Claro que hay otras posibles soluciones, pero ahora mismo todo indica que el entrenador no va a poner en práctica ninguna solución inesperada.

La lesión de Canella demuestra que si se hubiera ido a otro equipo, su hueco iba a ser díficil de cubrir por la entidad del propio jugador, aunque Álex Menéndez tiene pinta de ser un lateral zurdo con enormes posibilidades. Si faltan Canella y Nacho Cases en El Toralín, la presencia asturiana en el equipo va a quedar reducida a Álex Barrera y, si se confirma, al otro Álex. Son detalles a tener en cuenta, aunque si el equipo gana nadie se fijarán en ellos. Pero ahí están.

Claro que son asuntos que pueden parecer menores al lado de otras batallas. Por ejemplo, la batalla abierta entre el presidente del Baercelona, Sandro Rosell, y el origen de todos los bienes azulgranas, Johan Cruyff. Éste ha llamado «don nadie» al primero y le acusa de que pasó tres años criticándole. El otro dice que el club ingresará los cien mil euros de la Fundación Cruyff cuando se les diga en qué van a emplear ese dinero. La guerra ha comenzado y ahora no hay un Guardiola que temple gaitas. El holandés es el peor rival que podría haber encontrado Rosell.

Claro que hay cosas que quedan oscurecidas por el concierto que los tenores están dando al Real Madrid. Hasta el seleccionador alemán, Löw, se ha metido en la marcha de Özil. Abrió el teatro Sergio Ramos y le han seguido bastantes tenores que han encontrado una vía para desviar la atención de la llegada de Bale, que se ha escondido detrás de la selección de Gales, el paraíso de la tranquilidad al lado de lo que se va a encontrar en cuanto se incorpore a Valdedebas.

Claro que todos los tenores se quedan en nada si se dan por buenas las frases que, según dicen, ha pronunciado Cristiano Ronaldo en contra de la marcha del exquisito centrocampista alemán, el autor de más pases de gol para el portugués. Ahora mismo Cristiano se ha convertido en el número uno de una plantilla que no puede ser liderada por un Sergio Ramos que pasa el día del tatuador al peluquero y de la perfumería al sastre. A ver en qué queda la renovación de Cristiano Ronaldo, anunciada una y otra vez pero que no acaba de concretarse sin que se sepan los motivos. Ahora la llegada de Bale todo lo tapa menos la marcha de Özil que se ha convertido en la nueva pesadilla de un Florentino Pérez que no ve llegar el día en el que pueda vivir tranquilo.