"Ha sido un querer y no poder, y aunque lo hemos intentado ha sido imposible". Así resumió el partido de ayer ante el Eldense el técnico avilesino, José Manuel Barla, que se presentó en la sala de prensa abatido tras el varapalo y reconoció que las posibilidades de salvación son mínimas porque, "tendría que pasar casi un milagro en Elda", aunque no arroja la toalla. "Sabemos que es muy complicado pero tenemos que ir a intentarlo y a morir desde el minuto uno porque al igual que ellos ganaron aquí 1-4, allí tenemos que apelar al orgullo y a la profesionalidad, sobre todo por el respeto que tenemos que tener a nuestra afición".

Barla reconoce que el equipo nunca tuvo opciones de superar al Eldense. "Lo hemos intentado en la segunda parte más con el corazón que con la cabeza, pero si a los catorce minutos pierdes por 0-3 poca maniobra te queda, y si cuando te intentas meter en el partido con el 1-3 te meten en un minuto el cuarto es imposible, porque si ya nos cuesta mucho siempre ante esos palos es normal que se nos haya hecho el partido un mundo", señaló.

El equipo mostró su lado más frágil, el mental, aunque Barla entiende que no falta convencimiento, si no acierto. "El partido ha sido un calco de los últimos que hemos jugado. Estamos pagando muchísimo los errores en defensa y cada vez que nos llegan meten gol mientras que a nosotros nos cuesta un mundo finalizar las jugadas". El técnico insistió es que es "muy complicado" jugar con un 0-3 en contra. "En nuestra situación es imposible porque el equipo ha demostrado que le cuesta reponerse ante cualquier golpe y si son tres de estas características aún peor".

El partido estaba cerrado al descanso con el 1-4, pero el técnico desveló que el mensaje en el vestuario fue de seguir luchando. " Está claro que estábamos casi muertos, pero había que seguir peleando e intentar morir en el campo. Tratamos de meter un gol pronto en la reanudación para meternos, pero no tuvimos claridad en el juego ofensivo".

Sobre la posibilidad de que el de ayer hay sido su último partido como técnico en el Suárez Puerta, Barla dejó todo en manos del gestor, John Clarkson. "Yo ya dije en la presentación que no había venido a entrenar pero Clarkson me lo pidió y yo, al igual que hice en el Cádiz, me considero un empleado del club y me tocó ser el entrenador". Y añadió: "Lo intenté hacer lo mejor posible pero no ha salido bien".

Tanto Barla como el capitán, Geni, pidieron perdón a la afición. "La afición demuestra que no merece que el equipo esté así, darle las gracias nuevamente y pedirle perdón porque lo de hoy ha sido un desastre", señaló el capitán. Geni esperaba los pitos. "Es normal y tienen toda la razón. Ahora toca, aguantar el chaparrón, callar y trabajar para intentar dar la vuelta a esto", añadió.

Geni calificó el vestuario como "un mar de lágrimas", tras el varapalo y recuerda que queda un hilo de esperanza. Falta el partido de vuelta y ellos lo han hecho aquí. Lo vemos imposible, pero hay que pelearlo porque el fútbol a veces es muy caprichoso. Lo vimos el año pasado ante el Llagostera, así que hay que creer".