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De Chile a Cádiz por el ascenso

Los avilesinos Dani Martín y Marcos Fuertes cruzaron el océano para ver subir al Oviedo

Dani, en primer término, y Marcos, en el Ramón de Carranza. lne

"Estamos tarados y nos gusta mucho estarlo. La gente del Oviedo somos del Oviedo, luego del Oviedo y después del Oviedo, y nos contagiamos unos a otros". Así explica el avilesino Dani Martín el "fenómeno azul" que llevó a 30.000 personas al Tartiere ante el Cádiz, o los 3.000 que estuvieron en el Carranza. "Lo que pasó aquí con la afición es un movimiento único y no sé si repetible porque es muy difícil llegar a ese nivel de compromiso de tanta gente", cuenta.

Y él mismo es un ejemplo del sentir oviedista porque trabaja y vive en Chile desde hace dos años y, junto con su amigo Marcos Fuertes (también avilesino y que ya regresó a Chile) planificó las vacaciones para poder estar al lado del equipo en el momento decisivo, en el Tartiere y en el Carranza. "Las fiestas de Avilés están todos los años, pero llevábamos mucho tiempo esperando esto y queríamos estar. Las pedimos con tiempo porque estábamos convencidos de que el Oviedo iba a quedar campeón".

A Dani no se le olvida cómo le entró el oviedismo en las venas. "Mi padre, que no es muy futbolero, trabajaba en Oviedo y siempre tomaba el café con Armando Álvarez, que era lateral derecho del Oviedo por aquel entonces y me mandaba pósters y fotos de los jugadores firmadas para mi. Así empezó una enfermedad que con la edad fue aumentando".

Esta temporada tuvo la ocasión de ver al equipo en los dos primeros partidos, ante el Sporting B en el Tartiere y contra el Avilés. Y en ambos le dejó un buen pálpito. Este era el año. Las cosas se torcieron un poco con el empate en la ida, pero no perdió nunca la fe porque, razona, "no vi superior al Cádiz, y el Oviedo no me dejó malas sensaciones. Sabía que iba a ser una eliminatoria muy igualada y que podía pasar cualquier cosa; no era ni mucho menos nada derrotista".

El gol del empate de Cervero dio vida al Oviedo y Dani se alegra por el delantero. "Al final Diego siempre está ahí y sus números lo demuestran. Por aquí pasaron muchos delanteros prometiendo goles pero al final el que los metió en Segunda B, tanto en el Logroñés como en el Oviedo, fue Diego Cervero. Tiene un GPS para el balón o lo que sea, siempre se puede contar con él y yo le tengo fe porque está entre los tres máximos goleadores en la historia del Oviedo y ese no es un dato menor".

La vuelta en Carranza y el ascenso, fue el no va más. "Cuando metió el gol David Fernández me abracé a la familia Antuña, que es básica en mi vida como oviedista porque siempre me llevaron al Tartiere y en mil viajes por Asturias y fuera de Asturias".

Un gol que no pudieron ver los aficionados que se quedaron fuera del estadio, una situación que Dani no se quiere ni imaginar. "Si me hubiera pasado a mi le habría llorado al policía hasta darle pena. Le enseñaría mi carné chileno, le diría que me dejase porque vine expresamente para ver el partido, pondría una fianza, vería el partido junto a un policía nacional, me daba igual. Lo que fuera con tal de entrar". En su opinión es "lamentable" lo sucedido. "Yo sé lo que es estar tantos años esperando como agua de mayo ser primeros y jugar ese partido, era como una obsesión, y que tengas todo preparado, que hayas pedido días en el trabajo o cogido las vacaciones porque es vital para ti estar ahí, y que te priven de ello de una forma injusta es tremendo".

Su última reflexión es para Carlos Slim y el grupo Carso. "Demostraron que están implicados, que es lo que cuenta, y que no son unos terroristas del fútbol, como lo que le ha pasado al Avilés y a otros equipos. Hicieron un trabajo impresionante por el Oviedo y que la segunda persona más rica del mundo haya estado en el Tartiere viendo un partido creo que tiene un valor incalculable para el Oviedo, para la ciudad y para Asturias, porque los periódicos de todo el mundo se hicieron eco de ello. Son cosas de las que no se sabrá su magnitud hasta dentro de un tiempo", concluye.

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