"Tengo ganas de ganar un partido sin merecerlo, aunque sea de penalti injusto y en el último minuto". La queja es del técnico del Marino, Blas García, que vio como el equipo cedió un empate en el Candín (2-2) después de llegar al minuto 70 con 0-2. "Cuando uno se pone por delante por dos veces en un campo tan difícil, entiende que puede quedarse con los tres puntos y es una pena porque lo teníamos en la mano y se nos escaparon", explicó.
La jugada clave fue el primer gol local, precedido de un error de la defensa luanquina que el técnico asume. "El fútbol es un juego de errores y hay veces que suceden estas cosas, lo que pasa es que los nuestros siempre nos penalizan y los del contrario no". Y añadió: "A vuelto a suceder, pero eso no esconde que el equipo salió muy bien, empujó y completó 70 minutos muy buenos llevando la iniciativa y ganando casi todas las acciones de primera y segunda jugadas, algo muy difícil en El Candín".
El técnico sostiene que el Marino hizo cosas "muy bien hechas que nos refuerzan y sobre las que hay que seguir asentando al equipo porque ha dado la cara, se ha entregado y ha estado unido, pero es verdad que cuando no ganas queda un mal sabor de boca". Lo cierto es que al Marino le está saliendo mal todo lo que le puede salir mal, pero Blas García destaca que el equipo nunca a ha venido abajo a pesar de los reveses. "Los futbolistas nunca han dejado de creer y eso te anima y te refuerza para volver a intentarlo el domingo contra el Avilés, un club al que quiero como exjugador pero al que solo pienso en ganar".
Pulgar, el técnico del Tuilla, defendió antes del partido que un empate dejaría tocados a los dos, algo que no comparte Blas García. "Un empate en Tuilla es normal porque en los partidos de este calibre se puede dar cualquier resultado, igual que el del Avilés". Y concluyó: "No nos puede dejar tocados el empate con el partido que hicimos, aunque nos hace daño el resultado".
