"Marta Domínguez sigue siendo la atleta española por excelencia". Son palabras de Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español (COE) en marzo de 2014, cuando los datos del pasaporte biológico de la palentina indicaban con toda claridad que para conseguir esa excelencia había hecho trampas. Dos años después, el mismo personaje que ponía en duda la fiabilidad de unos métodos antidopaje mundialmente reconocidos se permitía criticar los intentos del Consejo Superior de Deportes (CSD) de adaptarse a ellos. Son las contradicciones habituales de Blanco, que está echando por los suelos el prestigio que se ganó como presidente de la Federación Española de Judo. Es evidente que España tiene mucho que aprender en la lucha contra el dopaje, pero algunos dirigentes como Blanco podrían empezar por dar la espalda a algunos deportistas, aunque los considere "suyos".
